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Hay que estar bien enamorado para leer los pliegos acusatorios del FBI. Si al enamorarnos elegimos nuestra fatalidad, aseguraba Octavio Paz, el pliego acusatorio del caso de la exgobernadora Wanda Vázquez nos dejará todavía más enchulados de nuestro propio infortunio. Esta vez el FBI destacó, como evidencia inculpatoria, el ícono de un corazón; “heart emoji”, dice el pliego en el párrafo 75 de la página 18. Aunque no se detalla si aquel corazón pixelado latía, al menos se puede decir con certeza que aquel emoticón coronario acompaña el screenshot de la carta de renuncia de un funcionario que ciertos celestinos banqueros querían despedir en busca de una vía libre para desplegar sus cortejos monetarios. Renuncia y corazón, decía Roland Barthes, son los requisitos necesarios del sujeto amoroso porque -en el amor- siempre se sufre una renuncia activa: el lugar donde el amante se atolla es el mismo donde encuentra una destrucción creativa. No se sabe si la exgobernadora quedó très touchée al ver aquel corazoncito digital al pie de la carta de renuncia, pero quedan pocas dudas respecto a una corazonada: Wanda Vázquez es la Corín Tellado de la corrupción.
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