

El discurso de preservar libertades siempre ha justificado las guerras. Con esta idea comenzó Joseph Biden su mensaje de estado, azuzando con vehemencia la guerra entre Rusia y Ucrania. Afirmó que la libertad siempre triunfará sobre la tiranía, pero olvidó las múltiples veces que la nación americana fue la invasora, aduciendo defensa de la libertad de otros. Bastan algunos ejemplos de las incursiones militares estadounidense a lo largo de la historia: Vietnam, Granada, Afganistán, Panamá, Iraq, Siria, entre otras. Quienes tenemos memoria recordaremos imágenes tan crudas como las que hemos visto de Ucrania. Las invasiones o “intervenciones” de Estados Unidos en otros países han causados muertes, destrucción y tanto dolor como el generado por Rusia en Ucrania. Tenemos que preguntarnos, entonces, ¿por qué exacerbar el deseo de guerra en vez de ser paladín del diálogo y de la paz, para alejarnos de una seria confrontación global?
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