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DE LA BULLA A LA TRULLA

La profesora Aida Vergne escribe sobre la trulla y el asalto navideño en Puerto Rico.

16 de diciembre de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

A la carga (y a la trulla). Dice Arill: “Desde las Pascuas al día de Reyes se organizaban fiestas sociales que en la isla llamaban trullas y en San Juan asaltos”. No sé. Me luce que hoy día en la isla, “asaltan” igual que en San Juan. Usted me entiende. En cuanto a trulla, estoy con Arill: pienso que se oye más adentro. La palabra trulla tiene sus añitos; figura recogida en el Diccionario de Autoridades que tengo aquí en mi falda, en el tomo quinto, del año 1737, lo cual nos asegura que existía desde mucho antes, pues entrar al “gordo” no era, ni es, asunto fácil. Se define como bulla (¿ve la ulla de trulla, dentro de la bulla?). Pues vayamos tras la bulla... ¿De dónde sale esta voz tan coqueta y bullanguera? Bulla es descendiente de la latina bullir con el significado de hervir. Y, como usted sabe, las palabras generan derivados, es decir, de ellas se forman otras palabras. De bullir encontramos ebullición, que no es otra cosa que hervir, pero también tenemos bullicio (mucha gente), bullanga y muchas, muchas otras. Si se fija, podemos ver el viejo bullir latino dentro de ebullición y bullicio, que si bien no significan trulla, metafóricamente nos remiten a fiesta, a gentío. Así pues, nos asegura Corominas que nuestra trulla, sanjuanera o campesina, es prima hermana de la bulla. Y en Navidad siempre andan juntas, ¿verdad?

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