

Nuestro país vive horrorizado en medio de dos películas que corren simultáneamente en nuestra cotidianidad. De un lado Vivir bien pero poco; del otro, Vivir bien a costa del pueblo. El contexto de ambas es la sociedad materialista, de consumo, que hemos creado, donde se te valora por lo que tienes, no por lo que eres, en la que cultivar el intelecto, tener logros académicos y aspirar a ser la mejor versión de ti mismo es casi un acto subversivo. El culto a poseer una mansión, autos o botes de lujo, cadenas de oro, ropa costosa y a la moda se nos promueve principalmente por la televisión, las redes sociales, el cine y la representación que de su vida hacen políticos y figuras públicas. Es lógico entonces que para muchos jóvenes ese sea el sueño por lograr. ¿Podrán hacerlo?
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