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¡Jorge Ariel, gracias!

El árbitro boricua de baloncesto tuvo una destacada carrera de tres décadas a nivel de FIBA, dejando una huella internacionalmente, escribe su colega José Aníbal Carrión

21 de octubre de 2025 - 4:00 PM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.
José Aníbal Carrión, a la izquierda, junto a Jorge Vázquez. (Suministrada)

En el año 1995, el entonces Presidente de la Federación de Baloncesto, el fenecido Héctor Manuel “Hetin” Reyes, aprobó dos árbitros boricuas para tomar el “Curso para Árbitros Internacionales” en La Habana, Cuba. Uno de ellos, con un solo año de experiencia como árbitro del Baloncesto Superior Nacional, BSN, fue Jorge Ariel Vázquez Vázquez.

Jorge no hizo quedar mal a Hetin. Con la licencia en mano, comenzaría una de las carreras más trascendentales en la historia del arbitraje boricua, la cual finalizó el pasado domingo, 14 de septiembre de 2025 -30 años después- en Riga, Latvia, con la impresionante cifra de seis Copas del Mundo de mayores -extraoficialmente el único en el mundo con tal cantidad- y dos Olimpiadas.

El baloncesto es el deporte nacional en nuestro país. Nuestros torneos, desde pre-futura hasta el BSN, son competitivos y muy exigentes. Quienes trabajamos en nuestros torneos nacionales nos desarrollamos y adquirimos las destrezas necesarias para ser exitosos en cualquier ambiente. Decía un árbitro de NBA: “Quien pita en Puerto Rico puede pitar en cualquier parte del mundo”. Y así lo hizo Jorge Ariel.

Después de trabajar en torneos regionales, en el año 2002 le llegó sorpresivamente la primera gran nominación: pitar para la Copa del Mundo en Indianápolis, Estados Unidos. En el 2004 compartimos en las Olimpiadas en Atenas, Grecia. En el 2006, estuvimos en su segunda Copa del Mundo en Japón y en el 2010, su tercera Copa del Mundo, en Turquía. En el 2012, participó en sus segundas Olimpiadas, esta vez en Londres.

Me detengo aquí porque fue el último torneo internacional que trabajamos juntos. Jorge fue para mí un maestro. Conocía el sistema internacional. Conocía a las personas clave. Fue el enlace con la Federación. Jorge inspiraba respeto. Identificarnos como puertorriqueños y exhibir la bandera de Puerto Rico era para nosotros un orgullo personal y la oportunidad de continuar la historia de los maestros que nos allanaron el camino. Jorge honró a los mentores y continuó cosechando logros, siendo motivo de orgullo para los que le acompañamos en su gesta única e histórica.

En el 2014, Jorge viajó a España, para su cuarta Copa del Mundo, donde se destacó como maestro de la nueva generación de árbitros.

En el 2019, Jorge llega a China, para su quinta Copa del Mundo con una transformación notable: había bajado de peso significativamente. Se presentó con una condición física “como nunca lo habíamos visto”. Con 20 años de experiencia, pero sin la apreciación y agilidad del “rookie”, sin decir una palabra, con su apariencia lo dijo todo: “Yo pertenezco, yo amo ésto, yo respeto ésto”.

Por su carácter y compromiso, FIBA lo reconoce y lo premia con su sexta Copa del Mundo en Asia en el año 2023.

Fueron muchas las madrugadas, entrenamientos y carreras. Fueron muchos los días fuera de su casa y lejos de sus seres amados. Treinta años de incontables sacrificios, suyos y de su familia, para que Jorge lograra todo lo que logró.

Por tu DISCIPLINA, tu amor al deporte, tu amor a tu Patria, por la Gracia y la Voluntad de Dios, y con el apoyo de tu familia has escrito tu nombre en la historia del arbitraje boricua.

¡Jorge Ariel, gracias!

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