La decadente oferta académica de la UPR
Es de amplio conocimiento público que la Universidad de Puerto Rico ha sido el organismo gubernamental que más recortes ha recibido a causa de las medidas de austeridad implementadas por la llamada Junta de Control Fiscal. Esta cuarta rama del gobierno de Puerto Rico, impuesta por el Congreso, le ha arrebatado sobre $2 billones en presupuesto a la UPR en los años que lleva manejando las finanzas de la Isla, al comparar las aportaciones del Fondo General con la fórmula del 9.6%.
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Los recortes presupuestarios llevaron a la expresidenta interina Mayra Olavarría Cruz, quien ahora aspira a dirigir el Recinto de Ciencias Médicas, a promulgar una serie de directrices que buscaban una alegada “optimización” de la oferta académica. La nueva administración universitaria ha optado por mantener la vigencia de dichas directrices. Estas, llamadas “Seriados” en el argot universitario, atentan directamente contra la oferta académica variada y holística con la que curricularmente cuentan los recintos del sistema.
En el Recinto de Río Piedras, por los seriados, todos los semestres, las autoridades universitarias cierran cientos de cursos ante una alegada “insuficiencia” de matrícula. Esto limita la capacidad de los estudiantes de graduarse en el periodo de tiempo establecido, completar áreas de énfasis y diversificar su preparación académica. Consecuentemente, los estudiantes tenemos que matricularnos en cursos hacinados, alterando así las dinámicas y la calidad de la enseñanza.
El presidente Luis A. Ferrao se encuentra implementando iniciativas y medidas que buscan atraer a más estudiantes al sistema, en momentos en que la UPR enfrenta una disminución de matrícula total de estudiantes de 26.5%, en comparación con el año 2017. Sin embargo, estos esfuerzos se verán limitados por las deficiencias dentro de la oferta académica semestral en los recintos. La Junta de Control Fiscal alega, en el Plan Fiscal del Gobierno (Capítulo 7), que la preparación y el entrenamiento inadecuado ha dejado a muchos puertorriqueños sin oportunidades reales de tener éxito en la fuerza laboral. Sin embargo, con sus recortes, desmantelan el primer centro docente de la Isla y la institución que más contribuye a su capacitación laboral.
Mientras se continúe permitiendo que la Junta de Control Fiscal sabotee nuestra institución, seguiremos testimoniando una Universidad con infraestructura caduca, carente de estudiantes, con una oferta académica menguada, e incapaz de proveer un futuro prometedor para Puerto Rico.
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