

Las clases virtuales transcurrían sin mucha emoción. Poca participación, ni siquiera las cámaras prendían. Hasta que la maestra decidió cambiar el trasfondo. De un trasfondo típico de una pared blanca detrás de la cámara, a un espacio abierto a la orilla del mar. Los estudiantes comenzaron a prender sus cámaras, comenzaron a participar. Se motivaron por la fascinación del lugar. Así quedó evidenciado en su rendimiento escolar. Y hasta decidieron asistir algunos días con sus padres al lugar. Esto ocurrió en Playita Rosada, en La Parguera, Lajas, Puerto Rico.
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