Tan profunda es la erótica del control y la seguridad que, a la entrada de una megatienda, extrañé que no me pidieran la frente prestada, escribe Cezanne Cardona
Tan profunda es la erótica del control y la seguridad que, a la entrada de una megatienda, extrañé que no me pidieran la frente prestada, escribe Cezanne Cardona
Cree el gerente vanidoso que toda frente es su aldea. Adapto aquí la frase inicial de “Nuestra América”, de José Martí, asediado por ese modismo empresarial que disparara a sus clientes con termómetros láser. No conforme con el carnaval de mascarillas, el desinfectante a quemarropa y los campos de látex, la pandemia también ha legalizado los asaltos de salud en las entradas de tiendas y negocios. “Présteme su frente”, dicen los empleados con ternura sicaria, y luego nos apuntan a la cabeza con un aparato digno del viejo oeste.
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