


En el ámbito marítimo existe la impresión de que la seguridad está ligada directamente a la potencia disponible. Sin embargo, la experiencia diaria en la Bahía de San Juan demuestra una realidad distinta y ampliamente verificada: en las maniobras que se realizan de forma rutinaria, ya sea para barcos, tanque, embarcaciones de carga o naves especializadas, los remolcadores operan de manera segura y controlada, utilizando la potencia calibrada que recomiendan los estándares técnicos y que se ha demostrado en todas las maniobras recientes. Esta práctica constante confirma que la seguridad portuaria moderna se apoya en la precisión y la técnica, no en la fuerza bruta.

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