Brenda Mejía

Punto de vista

Por Brenda Mejía
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Menudo: patrimonio cultural desperdiciado

El turismo cultural en Puerto Rico sigue siendo un tema en desarrollo. El imaginario colectivo de lo que es cultura se suele reflejar todos los noviembres al llegar la semana de la puertorriqueñidad. En esta semana la ropa “jíbara” abunda y el sonido del cuatro y del güiro cobran vida, mientras son olvidados el resto del año. Estas manifestaciones tienen un espacio vital en lo que conocemos como cultura, pero no se limitan a ello. Algunos puristas afirmarían que la cultura popular no toca los cimientos de la cultura “oficial” o de lo que se entiende como cultura.

La cultura popular es un componente importante dentro del turismo cultural. Como especialista, conozco lo que representa el turismo literario para ciertos destinos. Existen lugares como Escocia o Inglaterra que lo exploran muy bien. En Puerto Rico, todavía nos queda mucho trabajo por hacer para insertarnos en la vertiente del turismo literario, pero existe un tipo de turismo basado en cultura popular muy viable.

Especialistas del sector cultural hablan de Puerto Rico como “la isla musical” del Caribe. En Puerto Rico las manifestaciones musicales se dan desde todas las vertientes. Somos cuna de la bomba y la plena y un bastión importante en el género de la salsa. La música urbana nos ha puesto en el mapa. Se pueden destacar otras manifestaciones independientes en géneros como la música electrónica, el rock, el punk, pasando por la trova hasta llegar al Conservatorio de Música, que no tan solo da grandes instrumentistas, sino también grandes exponentes de la lírica.

Como destino y “Marca País”, hemos olvidado el legado musical. Se invirtieron millones en un Museo de la Música en el municipio de Guaynabo que nunca abrió y la Compañía de Turismo nunca ha sido eficiente en establecer una Ruta de la Salsa como oferta del modo que lo hacen destinos como Cali, Colombia.

Hay otro detalle que hemos obviado en cuanto a patrimonio: Puerto Rico dio una de las bandas de pop más importantes del Siglo XX en Menudo. Todavía hoy, 40 años después, la “menuditis” sigue teniendo adeptas que viajan solo para ver a sus integrantes reencontrarse. El estreno de la serie sobre este grupo detuvo al país. ¿Cómo es posible que el sector del turismo cultural no esté percibiendo esta oportunidad?

Los datos para fundamentar rutas y museos dedicados al patrimonio que representa Menudo para el país y los modelos para basarnos existen. El ejemplo más reciente es el ABBA Museum en Estocolmo, Suecia. Este museo, que abrió en mayo de 2013, en siete años ha tenido un total de 1.5 millones de visitantes. Más del 70% de esos visitantes vienen de fuera del país. Un estudio hecho por la Mittuniversitetet de Suecia indica que el 75% de los visitantes que llegaron solo motivados por el “ABBA Tourism”, pagaron por otras atracciones turísticas de la ciudad.

El que existan fans de Menudo que solo viajan con motivos de sus reencuentros es un indicativo de que un turismo basado en esta banda es algo viable. Ojo, también toca estudiarse otros exponentes y géneros musicales para establecer ofertas alrededor de esto. No podemos seguir desperdiciando nuestro patrimonio musical a nivel turístico.

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