

Por cuadragésima tercera ocasión, el Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha repetido su fallida resolución anual abogando por “el derecho de Puerto Rico a su libre determinación e independencia”. La gestión se ha encaminado de forma reiterada desde 1972. Nuevamente la resolución desembocará en fracaso, consecuencia del papel meramente simbólico al que ha sucumbido la comisión. También a causa de la dejadez demostrada por el pleno del organismo internacional ante un problema político que, de todos modos, es uno estrictamente interno a resolverse entre las dos partes interesadas: el gobierno de Estados Unidos y Puerto Rico. No por Cuba, Venezuela, Nicaragua ni Rusia.
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