


La fiscalía federal ha vuelto a solicitar la pena de muerte por un crimen notorio en Puerto Rico: el de las dos adolescentes de 13 y 15 años asesinadas en Piñones en el 2023. Asimismo, probablemente la solicitará en el de un agente asesinado en 2024. Sin duda, son crímenes reprochables, síntomas de una de nuestras violencias más acuciantes y sistémicas. Reproducirla como reacción punitiva, sin embargo, conlleva una negación de la inviolabilidad de la dignidad humana, una desproporción cruel y degradante en la severidad de la pena y el descarte social del sujeto ejecutado.

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