¿Taxi? ¿Tax?¿Pero qué tiene que ver el cu...bo, con la primavera? Pues mire, aquí en mi falda tengo el cuarto tomo del Diccionario etimológico de Corominas y Pascual (una maravilla por cierto), y justo en la página 370 descubro que del griego táxis, “se tomó la latina taxare”, con el sentido de estimar. Llega luego al castellano como tassa > tasa, con el sentido de - fijarle el precio a algo-. En fin que tasar es primita de la griega táxis (arreglo, ordenación). Por ahí entonces nos llegan también los compuestos taxidermia (ordenar la piel; procedimiento a través del cual se disecan animales para que luzcan como vivos), taxonomía (ciencia que trabaja con los métodos de la clasificación o jerarquización) y, taxímetro, por la vía del alemán y luego francés taximètre (mètre de medir). El taxímetro que todos conocemos es la maquinita que se ubica en el... ¡TAXI!, acortamiento obvio de la primera. Ya ve, las palabras como los taxis dan muchas vueltas y taxi y tasar, en algún vuelco, quedaron primitas hermanas. ¿Dónde radica la relación? El taxista, usando su taxímetro, tasa o calcula cuánto debe pagar por la travesía, mientras que el estado hace lo propio, calculando sus ingresos, para que pague por los servicios recibidos. Nada, que si ya llegó a Hacienda, en taxi, en carro, en guagua, en pon o a pie, esperemos que su bolsillo no quede dixecado luego de taxado.
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