

Viequense de nacimiento y muy orgulloso de su origen, el ingeniero Rafael Cruz Pérez, fallecido el domingo pasado, jugó un papel protagónico en el equipo de puertorriqueños que tuvo la enorme responsabilidad de limpiar las costas tras el derrame de petróleo del buque cisterna Ocean Eagle. El derrame ocurrió en marzo de 1968, en la entrada de la Bahía de San Juan, y se extendió a Manatí por el oeste y a Fajardo por el este. En ese momento, fue el segundo derrame de mayor magnitud en el planeta. No teníamos experiencia con este tipo de desastres, ni existía la Junta de Calidad Ambiental (JCA) ni la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).
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