La preocupación inevitable es cuán comprometida queda la independencia judicial cuando cualquier atención a sus reclamos de mejoría económica se los debe a la legislatura, argumenta Carlos Díaz Olivo
La preocupación inevitable es cuán comprometida queda la independencia judicial cuando cualquier atención a sus reclamos de mejoría económica se los debe a la legislatura, argumenta Carlos Díaz Olivo
Ayer fue un día desafortunado para nuestras instituciones gubernamentales, particularmente para la Asamblea Legislativa y la Rama Judicial. Por iniciativa legislativa se desarrollaba un proceso encaminado a la aprobación de dos medidas cruciales en nuestra sociedad. La primera de ellas el Código Civil, la segunda, la Ley Electoral. Por petición e iniciativa de la Rama Judicial y de su juez presidenta, se cabildeaba un incremento salarial significativo para el beneficio, único y exclusivo, de las y los magistrados del Tribunal General de Justicia.
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