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El rol de la alimentación en tu piel: Una mirada desde la salud

Los nutrientes que consumimos son determinantes en su firmeza y elasticidad

16 de noviembre de 2025 - 12:00 AM

Cuidar nuestra piel va más allá de los productos que aplicamos: comienza con lo que elegimos poner en nuestro plato. (Shutterstock)

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y cumple funciones vitales: regula la temperatura, protege frente a agentes externos, participa en la síntesis de vitamina D y actúa como barrera inmunológica. Por eso, su cuidado no debe limitarse a lo cosmético. La alimentación desempeña un papel fundamental en su mantenimiento, reparación y defensa.

El doctor Eric Adler es cirujano plástico facial, miembro de los Latin Doctors y colaborador de MCS.
El doctor Eric Adler es cirujano plástico facial, miembro de los Latin Doctors y colaborador de MCS. (Suministrada)

Alimentación como herramienta preventiva

Una dieta equilibrada puede prevenir afecciones cutáneas como la dermatitis, el acné, la psoriasis y el envejecimiento prematuro. Esto se debe a que muchos nutrientes tienen funciones específicas en la estructura y el funcionamiento de la piel. Por ejemplo, los antioxidantes combaten el estrés oxidativo, los ácidos grasos esenciales mantienen la barrera lipídica y las vitaminas regulan la renovación celular.

La piel se renueva constantemente y, para hacerlo, necesita insumos que solo pueden obtenerse a través de la alimentación. Cuando estos nutrientes faltan, la piel lo refleja: se vuelve más sensible, pierde hidratación, se inflama con facilidad y tarda más en cicatrizar.

Nutrientes esenciales para la salud cutánea

  • Vitamina A: Regula el crecimiento y la diferenciación celular. Su deficiencia puede provocar sequedad y descamación.
  • Vitamina C: Participa en la síntesis de colágeno, proteína clave para la firmeza y resistencia de la piel.
  • Vitamina E: Protege las membranas celulares del daño oxidativo.
  • Zinc: Favorece la cicatrización y tiene propiedades antiinflamatorias.
  • Ácidos grasos esenciales: Mantienen la integridad de la barrera cutánea y reducen la inflamación.

Estos nutrientes se encuentran en alimentos como los vegetales de hoja verde, las frutas cítricas, los pescados grasos, las semillas, las nueces y los cereales integrales.

El impacto de una dieta desequilibrada

El consumo excesivo de azúcares refinados, grasas trans y alimentos ultraprocesados puede alterar el equilibrio hormonal, aumentar la inflamación sistémica y deteriorar la microbiota intestinal. Todo esto repercute negativamente en la piel.

Por ejemplo, el exceso de azúcar puede provocar glicación, un proceso que daña el colágeno y la elastina, acelerando el envejecimiento cutáneo. Las grasas trans, por su parte, afectan la función de la barrera lipídica, lo que hace que la piel pierda hidratación y se vuelva más vulnerable.

El eje intestino-piel

La relación entre el sistema digestivo y la piel es cada vez más estudiada. Una microbiota intestinal saludable contribuye a una piel menos reactiva y más resistente. Por el contrario, el desequilibrio intestinal puede manifestarse como acné, rosácea o eccemas. Por eso, es recomendable incluir alimentos ricos en probióticos (como yogur natural, kéfir y chucrut) y prebióticos (como plátano, avena y legumbres), que favorecen el equilibrio de la flora intestinal.

Hidratación y función barrera

La hidratación también depende de lo que ingerimos. Beber suficiente agua es esencial, pero también lo es consumir alimentos con alto contenido hídrico como frutas y verduras. Además, los lípidos saludables —como los presentes en el aguacate, el aceite de oliva y las semillas— ayudan a mantener la barrera cutánea intacta, evitando la pérdida de agua por la transpiración.

Alimentación como complemento terapéutico

En casos de enfermedades dermatológicas, la alimentación puede ser un complemento eficaz del tratamiento médico. Por ejemplo, en pacientes con psoriasis, una dieta antiinflamatoria puede reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas. En personas con acné, limitar el consumo de leche de vaca, proteínas del suero de la leche y azúcares añadidos puede mejorar la evolución clínica, aunque otros productos lácteos, como el queso, no han mostrado asociación con el acné. No se trata de reemplazar tratamientos médicos, sino de entender que la nutrición puede potenciar sus efectos y mejorar la calidad de vida del paciente.

La piel es un órgano dinámico que responde a múltiples factores y la alimentación es uno de los más importantes. Adoptar una dieta rica en nutrientes, variada y consciente no solo mejora la apariencia de la piel, sino que también fortalece su función protectora, inmunológica y regenerativa. Cuidar la piel desde adentro es una estrategia de salud pública que merece mayor atención. En un contexto donde las enfermedades inflamatorias y crónicas de la piel van en aumento, la nutrición se presenta como una herramienta accesible, preventiva y poderosa.

Cuidar nuestra piel va más allá de los productos que aplicamos: comienza con lo que elegimos poner en nuestro plato. Una alimentación balanceada, rica en nutrientes, antioxidantes y agua, puede convertirse en nuestra mejor aliada para una piel saludable.

En MCS creemos en el poder de la prevención y en el bienestar integral. Por eso, promovemos hábitos saludables que generen un impacto positivo.

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“Este contenido comercial fue creado en su totalidad por MCS. GFR Media Suplementos no se responsabiliza por el contenido de esta publicación.”

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