Existen factores de riesgo psicológicos y ambientales que pueden aumentar el riesgo de que una persona experimente estrés
Existen factores de riesgo psicológicos y ambientales que pueden aumentar el riesgo de que una persona experimente estrés
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés se define como un estado de tensión o preocupación emocional y física que resulta de experimentar una situación difícil. Por otro lado, la Asociación Americana de Psicología (APA, en inglés) lo define como la respuesta fisiológica o psicológica a estresores internos o externos. Según la APA, el estrés incluye cambios que afectan la mayoría de los sistemas del ser humano e influyen en cómo las personas se sienten y se comportan. Ambas definiciones nos hablan de un estresor (interno o externo) al igual que de respuestas fisiológicas y psicológicas a este.
Existen factores de riesgo psicológicos y ambientales que pueden aumentar el riesgo de que una persona experimente estrés. Algunos factores son:
Es importante señalar que el estrés es una respuesta normal que se experimenta de diversas formas y que la manera en que se manifieste va a depender de los recursos (internos y externos), el historial de desarrollo y los mecanismos de manejo de la persona. Por otro lado, se debe considerar la naturaleza y duración del estresor, ya que esto pudiera impactar de manera diferente a la persona. Por ejemplo, un estresor que amenace la integridad y seguridad de una persona pudiera resultar en un trastorno de estrés postraumático (TEPT), mientras que un estresor que dure por un período prolongado pudiera resultar en desgaste físico y emocional.
Algunos indicadores de estrés al nivel físico y emocional incluyen:
Aunque los términos “estrés” y “ansiedad” se han utilizado de manera intercambiable, se debe distinguir uno del otro. Aunque son similares e incluyen respuestas emocionales, el estrés resulta de un detonante externo y, usualmente, este puede ser temporero o a largo plazo.
Por otro lado, la ansiedad se caracteriza por la preocupación excesiva de manera persistente, aun ante la ausencia de un estresor externo específico. La ansiedad puede ser un síntoma de estrés y se manifiesta de manera parecida a través de preocupación, dificultad para respirar, sensación de miedo, amenaza o pánico. La ansiedad puede llevar a que la persona evite situaciones que percibe estresantes y esto, a su vez, tiene un impacto en el funcionamiento de la persona. Cuando hay un impacto en el funcionamiento de la persona, es posible que exista un trastorno por ansiedad.
El Manual de Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos de Salud Mental (DSM-5-TR, en inglés) establece que, para estos tipos de diagnóstico, debe haber un impacto en el funcionamiento al nivel físico, temor o preocupación persistente que afecte el funcionamiento diario y conductas o esfuerzos por evitar situaciones que se perciben como posibles detonantes. Es importante que las personas que experimenten estos síntomas puedan buscar ayuda profesional para evaluación.
Si tú o alguien que conoces experimenta algunos de los síntomas mencionados, sigue estas recomendaciones:
El estrés leve puede ser manejable con algunas de estas medidas. Si estas medidas no funcionan, busca ayuda profesional, por ejemplo, con un psicólogo. Un proceso de psicoterapia puede ayudar a identificar posibles estresores y detonantes, al igual que descartar o confirmar un diagnóstico de algún posible trastorno de ansiedad. Además, un proceso de psicoterapia puede ayudar a desarrollar nuevas maneras de manejar el estrés o la ansiedad de manera saludable, incrementando tu bienestar general.
La autora es psicóloga y colaboradora de MCS.
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