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Importancia del juego en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños

El juego no tiene edad, pues ayuda a desarrollar destrezas físicas, cognitivas y lingüísticas, así como emocionales

16 de noviembre de 2025 - 12:00 AM

Jugar es una forma de compartir tanto con niños como con adultos. (Shutterstock)

Jugar no es solo divertirse, pasar un rato ameno, entretenido. Es también aprender a explorar el mundo, a socializar, a seguir reglas, es desarrollar habilidades motoras. Es utilizar la imaginación, la memoria, la toma de decisiones. También te enseña, como dicen por ahí, “a llevar los dos sacos”: el de ganar y el de perder.

Para la doctora Julia Malavé Pantoja, pediatra, directora del Departamento de Pediatría del Hospital de la UPR Dr. Federico Trilla, en Carolina, el juego tiene un rol determinante en el crecimiento del ser humano y cobra protagonismo en las primeras etapas de la vida.

“El juego es una forma natural de aprender, explorar y relacionarse con el mundo, pues estimula la curiosidad, la imaginación y la creatividad. Mediante el juego, el niño empieza a desarrollar su memoria y su atención. En la etapa de la niñez, de 0 a 6 años, el juego es el medio más poderoso para que los niños puedan crecer, ser curiosos, felices y seguros de sí mismos. Esto se debe a que les provee diferentes destrezas que los ayudan a desarrollarse y conocer sus gustos”, expresó la pediatra. Ella trabaja también en clínicas de salud mental con niños desde edad temprana hasta la adolescencia.

Aunque es la infancia temprana donde el juego tiene un rol principal en la vida de los niños, es importante comprender que no se debe limitar a esa etapa de la vida, ya que todos, hasta los más adultos, necesitan de un espacio de diversión, aprendizaje y socialización.

“El juego no tiene edad. Dentro de la primera infancia, el juego es el medio principal. Ya en la etapa escolar, el juego sigue siendo fundamental, pero se basa más en las reglas, la competencia sana, trabajar en equipo, respetar las normas, desarrollar el pensamiento lógico y la adquisición de valores. En la adolescencia, el juego entra de otra forma y se manifiesta en deportes, arte y música”.

“Pero cuando somos adultos, seguimos jugando porque esto nos ayuda a fortalecer nuestro bienestar emocional siempre y cuando no sea un vicio. Hasta para el alzhéimer se recomienda hacer crucigramas, juegos de memoria; tener el cerebro ocupado para que no se quede inactivo y se atrofie”, detalló.

Definitivamente, el juego estimula todo el cerebro, ayuda a desarrollar la memoria, la atención, la resolución de problemas, el pensamiento lógico, pero también genera satisfacción y entretenimiento, que tanta falta a veces nos hace.

En medio de un juego, los niños y los jóvenes pueden desarrollar varias destrezas físicas, cognitivas, lingüísticas, así como emocionales. En el aspecto físico, la pediatra establece que en los juegos “se desarrollan ciertas destrezas motoras gruesas como brincar, correr, coordinación y, en el motor fino, el jugar con objetos como los legos y crear figuras les ayuda en su desarrollo”.

“Emocionalmente, les ayuda porque se siente en un ambiente seguro, pueden aprender ciertas normas sociales, como guardar su turno, aprende a canalizar [sus emociones] si pierden o ganan y el proceso de la espera. Todo eso los ayuda a crecer desde el punto de vista emocional”, destacó.

El aspecto social también se ve beneficiado, sobre todo cuando los menores están jugando con otros niños de su edad.

Recomendaciones de juegos por etapa

Leer cuentos

Si son niños pequeños, es provechoso contarles cuentos, porque ellos no solo van oyendo la historia, sino que aprenden vocabulario adicional. Pueden usar marionetas, imágenes, sonidos o cualquier elemento que acompañe la narración.

Juegos en el exterior

Para los niños pequeños y los adolescentes, lo que hay que fomentar es la actividad física, que salgan a jugar, que corran bicicleta, patines, que practiquen deportes, que jueguen a las escondidas. Esos juegos donde liberan sus energías y queman calorías.

Juegos de mesa

Es una forma de compartir tanto con niños de su edad como también con adultos. En estos juegos se aprenden reglas, pues deben esperar su turno, tomar decisiones y aprender a ganar y a perder.

Juegos de roles

En estos, los participantes deben seguir instrucciones y ejercer una función. Cada uno tiene su papel y es mejor cuando involucran actividad física porque ayudan, no solo al cuerpo, sino también a la mente, a liberar estrés y a canalizar la energía que tienen. Los juegos pueden ser Tira y Tápate, Doña Ana no está aquí, Pillo y Policía y otros.

Para niños con problemas del habla

Es bueno preparar una libreta con una sola foto y abajo escribir quién es la persona, por ejemplo, papá.

Poco a poco, vas llenando esa libreta con más fotos y, así, le vas dando el vocabulario que necesita.

¡Atención a la tecnología!

Según la doctora Malavé, la Academia Americana de Pediatría no recomienda el uso de tecnología antes de los 11 años “porque el cerebro está en constante desarrollo y necesita las cosas tangentes, las cosas que ellos tocar y vivir para aprender”.

“Lo ideal es que los niños no utilicen celulares hasta los 11 años, pero hoy en día eso es imposible. Si el padre tiene que darle el celular en una oficina, por lo menos que le pongan [un vídeo como los de] Plaza Sésamo, que les enseñan, así como otros programas educativos”, comentó la pediatra.

Sin embargo, aunque la mayoría de los videojuegos son negativos porque no promueven la actividad física, Malavé considera que los niños mayores de 11 años pueden utilizar los videojuegos que promueven el movimiento como los que son de bailes, deportes donde deben simular movimientos como el bowling, el tenis y otros donde se entrena por medio de las consolas.

“Estos juegos no son malos porque promueven la coordinación, la actividad física y no son estáticos en un sitio, moviendo solo los dedos”, señaló la directora, quien expresó que otros videojuegos pueden no ser apropiados porque promueven la obesidad.

“Antes, la gente salía y gastaba energía. Hoy en día, si se quedan jugando videojuegos, [los niños] no queman esas calorías que se comen. Estamos viendo muchos niños con obesidad, diabetes, deficiencia de vitamina D, están encerrados y no salen, claro están la criminalidad y el polvo del Sahara [que pudieran limitar las actividades al exterior], pero son cosas que antes no se veían y ahora las estamos viendo”, señaló la directora.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de Suplementos de GFR Media.

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