



Cada año, miles de mujeres alrededor del mundo enfrentan el diagnóstico de cáncer de mama, una enfermedad que continúa siendo la causa más común de cáncer entre las mujeres. Sin embargo, gracias al avance de la ciencia y a la detección temprana, las posibilidades de tratamiento y la supervivencia han mejorado notablemente. Dentro de estas herramientas de prevención, la mamografía ocupa un lugar esencial. Más que un estudio de imagen, esta representa un acto de amor propio y una decisión consciente de cuidarse, protegerse y vivir plenamente.

El cáncer de mama se origina cuando las células de los conductos o los lóbulos del tejido mamario comienzan a crecer anormalmente sin control. Aunque puede afectar tanto a mujeres como a hombres, su prevalencia es mucho mayor en las mujeres. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada ocho mujeres será diagnosticada con cáncer de mama a lo largo de su vida.
El pronóstico de esta enfermedad depende, en gran medida, del momento en que se detecte. Cuando se identifica en etapas tempranas, antes de que se extienda a otras partes del cuerpo, las tasas de supervivencia superan el 90 %. Es aquí donde la mamografía se convierte en una herramienta invaluable, capaz de detectar lesiones milimétricas incluso años antes de que puedan ser palpables.
La mamografía es una técnica radiológica que utiliza bajas dosis de rayos X para obtener imágenes detalladas del tejido mamario. Permite identificar calcificaciones, masas o distorsiones en la estructura del seno que podrían sugerir la presencia de un tumor. En los últimos años, la tecnología digital y 3D (tomosíntesis mamaria) ha mejorado la calidad de las imágenes, reduciendo los falsos positivos y permitiendo diagnósticos más precisos, especialmente en mujeres con tejido mamario denso.
Las recomendaciones varían según la edad y el riesgo individual. En general:
Uno de los principales obstáculos para que las mujeres acudan al estudio son los mitos que lo rodean. Entre ellos:
1. La mamografía duele mucho. La sensación de presión puede ser incómoda, pero dura solo unos segundos. Los equipos modernos reducen significativamente la molestia.
2. Si no tengo síntomas, no la necesito. Falso: El cáncer de mama puede desarrollarse sin señales visibles. Por eso, la mamografía de detección es esencial incluso en mujeres sin molestias.
3. La radiación es peligrosa. La dosis empleada es mínima y está dentro de los límites seguros establecidos por organismos internacionales.
4. Si no hay antecedentes familiares, no corro riesgo. Aunque tener antecedentes aumenta el riesgo, la mayoría de los casos ocurren en mujeres sin historial familiar. Por eso, todas deben realizar los estudios pertinentes.
Muchas mujeres postergan este examen por miedo, desconocimiento o falta de tiempo. Sin embargo, enfrentarse al miedo y dar el paso hacia la prevención es una forma de reafirmar la autoestima. Realizarse una mamografía no es simplemente acudir a una cita médica: es un acto de valentía y autocompasión. Implica mirarse con respeto, asumir responsabilidad sobre la propia salud y priorizar el bienestar físico y emocional.
En MCS, cuidar de ti es nuestra prioridad. Recuerda que la mamografía no es solo una herramienta de detección temprana, es un acto de amor propio. Queremos que pongas tu salud como prioridad. Si notas algo fuera de lo común, no dudes en comunicarte con tu médico. Hazlo por ti y por los tuyos. En MCS te queremos con Salud Completa.

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