

El VIH (virus de inmunodeficiencia humana) fue identificado por primera vez en 1981, cuando un grupo de médicos en Los Ángeles y Nueva York observaron un aumento inusual de casos de una enfermedad no común, denominada neumonía por Pneumocystis carinii, en hombres jóvenes sanos.
Posteriormente, se descubrieron casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer de la piel poco usual, en esos mismos pacientes. Estos hallazgos llevaron a la identificación de una nueva enfermedad que, más tarde, se conocería como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).
A lo largo de los años, han surgido numerosos mitos y conceptos erróneos sobre el VIH que han contribuido a la estigmatización y la discriminación de las personas que viven con la enfermedad. A pesar de los avances en la medicina y la educación sobre el tema, aún persisten ideas falsas y estigmatizantes sobre el VIH. A continuación, desmitificamos algunos de los mitos más comunes y destacamos las realidades sobre el VIH:
El VIH se transmite a través de fluidos corporales como la sangre, el semen, las secreciones vaginales y la leche materna. La transmisión del VIH ocurre principalmente a través de relaciones sexuales sin protección, compartiendo agujas contaminadas y recibiendo transfusiones de sangre no seguras. El contacto casual, como dar la mano o compartir utensilios con una persona que vive con VIH no supone ningún riesgo de transmisión.
La saliva no contiene suficiente cantidad de virus para transmitir el VIH. La transmisión del VIH a través de la saliva es extremadamente infrecuente y solo se ha documentado en casos muy específicos, como en el caso de mordeduras graves con sangrado. En situaciones normales, como besarse, compartir alimentos o bebidas, la saliva no transmite el VIH.
El VIH puede afectar a cualquier persona, independientemente de su orientación sexual, género, raza o clase social. Es crucial recordar que cualquiera puede contraer el VIH, si no toma las medidas adecuadas para protegerse, como el uso de preservativos durante las relaciones sexuales o no compartir agujas, jeringas u otros implementos para la inyección de drogas.
En realidad, con un seguimiento médico adecuado y el tratamiento antirretroviral oportuno, las personas con VIH pueden tener hijos sanos y evitar la transmisión del virus a sus descendientes.
Gracias a los avances de la medicina, las personas que viven con VIH pueden llevar una vida larga y saludable, si siguen un tratamiento adecuado. Los medicamentos antirretrovirales pueden controlar la replicación del virus en el organismo y mantener el sistema inmunitario robusto, lo que permite a las personas con VIH llevar una vida normal y reducir el riesgo de transmitir el virus a otras personas.
En suma, si bien el VIH es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona, con la información y las medidas de prevención adecuadas, se puede reducir el riesgo de contraer el virus y vivir una vida plena y saludable. Las personas con VIH pueden llevar una vida saludable y normal, al seguir tratamiento oportuno, realizar un seguimiento médico regular, adoptar hábitos saludables, protegerse de infecciones, cuidar su salud mental y educarse sobre la enfermedad, pero más importante es siempre visitar a tu médico.
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