PRESENTADO POR
Susan G. Komen
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Descubriendo nuevas maneras de vivir la sexualidad

El diagnóstico de seno carga consigo un peso notable en la esfera de la sexualidad y las experiencias relacionadas a esta

4 de octubre de 2023 - 12:00 AM

Nota de archivo
Esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
Una de las prácticas más importantes para las personas con cáncer de seno es aprender nuevas maneras de relacionarse con la propia sexualidad y la desgenitalización del placer. (Shutterstock)

La educación sexual bajo un modelo integral reconoce a todas las personas, sus cuerpos y emociones como importantes y complejos. Dentro de la diversidad de circunstancias por las que una persona puede pasar en su vida, aquellas que se encuentran enfrentando un diagnóstico de cáncer de seno son una población que merece ser atendida y resaltada. Dicho diagnóstico carga consigo un peso notable en la esfera de la sexualidad y las experiencias relacionadas a esta.

Algunos de los síntomas que pueden darse tras un diagnóstico como este o a causa del tratamiento son: menopausia temprana, dolor durante el coito, autoestima baja, desaparición de sensaciones en el área de la cirugía (en caso de que hubiera una), resequedad vaginal y deseo sexual bajo, entre otros.

Atender la sexualidad de estas personas es imprescindible para asegurar que sus procesos sean llevaderos y que no pierdan la oportunidad de explorarla.

Reconocer las emociones que se presentan luego del diagnóstico es parte del acto de resignificar la relación con el cuerpo y asimilar los cambios que van surgiendo. Muchas personas refieren sentir vergüenza, tristeza y confusión sobre las nuevas sensaciones, lo que puede llegar a ser abrumante. Por esto, resignificar la sexualidad es un abordaje utilizado por diversos profesionales de la salud sexual integral para transformar las maneras en las que se percibe la propia experiencia con el placer.

Una de las prácticas más importantes al aprender nuevas maneras de relacionarse con la propia sexualidad es la desgenitalización del placer. Considerando que en muchos casos las pacientes de cáncer de seno pasan por cirugías y tratamientos que pueden reducir la capacidad de experimentar o disfrutar ciertas sensaciones, este aprendizaje resulta muy valioso. Desgenitalizar el placer supone alejarse de la idea de que una sexualidad plena solo se logra a través de la estimulación de los genitales y el orgasmo como vías únicas al placer. Como parte de este proceso, se reconoce la piel que recubre el cuerpo entero como un órgano cubierto de terminaciones nerviosas que cargan potencial sexual.

En estas primeras experiencias, la comodidad y la comunicación asertiva son maneras saludable de descubrir nuevas maneras de vivir la propia sexualidad. Una manera de practicar la desgenitalización es relajando el cuerpo y separando un espacio para la exploración. A través de los cinco sentidos, podemos jugar con las maneras en las que se estimulan diferentes partes del cuerpo. Así, se pueden utilizar las manos, algún instrumento sexual con vibraciones o cambio de temperatura para provocar sensaciones placenteras y trazar líneas imaginarias entre aquellas partes del cuerpo que tienen grandes concentraciones de terminaciones nerviosas tales como pies, labios, cuello y orejas. El proceso de exploración luego del diagnóstico y el tratamiento de cáncer de seno es una oportunidad para aprender a conocerse mejor y, aunque para cada persona puede tomar más o menos tiempo, la meta principal es poder reconciliarse con su placer, aun cuando este esté en constante transformación.

Aunque la reestructuración las maneras en las que cada persona gestiona su sexualidad ante un diagnóstico de cáncer de seno es subjetiva e influenciada por una multiplicidad de factores, resulta fundamental que los profesionales de salud y acompañamiento realicen su labor con sensibilidad. Es de suma importancia que, ante un diagnóstico como este, se tomen en cuenta las necesidades, deseos y herramientas que cada persona posee para gestionar sus dinámicas sexuales individuales y compartidas. La responsabilidad principal del profesional debe de ser guiar y facilitar espacios de aprendizaje libres de juicio donde la persona que enfrenta el diagnóstico se sienta cómoda y segura al explorar nuevas maneras de entenderse como un ser sexuado, merecedor de placer y bienestar sexual.

La autora es andragoga y educadora sexual, gestora del proyecto @la.zona.segura.

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Este contenido fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.

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