Las plantas de energía y las instalaciones industriales que emiten dióxido de carbono, el principal impulsor del calentamiento global, esperan que el Congreso de Estados Unidos mantenga los créditos fiscales para capturar el gas y almacenarlo en las profundidades del subsuelo.

El proceso, llamado captura y secuestro de carbono, es visto por muchos como una forma importante de reducir la contaminación durante una transición hacia la energía renovable.

Pero se enfrenta a las críticas de algunos conservadores, que dicen que es caro e innecesario, y de los ambientalistas, que dicen que constantemente no ha logrado capturar tanta contaminación como se prometió y es simplemente una forma para que los productores de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón continúen su uso.

Aquí hay una mirada más de cerca:

El dióxido de carbono es un gas producido por la quema de combustibles fósiles. Atrapa el calor cerca del suelo cuando se libera a la atmósfera, donde persiste durante cientos de años y eleva las temperaturas globales.

Las industrias y las plantas de energía pueden instalar equipos para separar el dióxido de carbono de otros gases antes de que salga de la chimenea. Luego, el carbono se comprime y se envía, generalmente a través de una tubería, a un lugar donde se inyecta en las profundidades del subsuelo para su almacenamiento a largo plazo.

El carbono también se puede capturar directamente de la atmósfera utilizando aspiradoras gigantes. Una vez capturado, se disuelve con productos químicos o queda atrapado por material sólido.

Lauren Read, vicepresidenta sénior de BKV Corp., que construyó una instalación de captura de carbono en Texas, dijo que la compañía inyecta carbono a alta presión, forzándolo a casi 3.21 km por debajo de la superficie y en formaciones geológicas que pueden contenerlo durante miles de años.

El carbono se puede almacenar en formaciones salinas o de basalto profundas y en vetas de carbón no explotables. Pero aproximadamente tres cuartas partes del dióxido de carbono capturado se bombea de nuevo a los campos petroleros para aumentar la presión que ayuda a extraer reservas de más difícil acceso, lo que significa que no se almacena permanentemente, según la Agencia Internacional de Energía y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).

La tecnología más utilizada permite a las instalaciones capturar y almacenar alrededor del 60% de sus emisiones de dióxido de carbono durante el proceso de producción. Cualquier cosa por encima de esa tasa es mucho más difícil y costosa, según la AIE.

Algunas compañías han pronosticado tasas de captura de carbono del 90% o más. “En la práctica, eso nunca ha sucedido”, dijo Alexandra Shaykevich, gerente de investigación de Oil & Gas Watch del Environmental Integrity Project.

Eso es porque es difícil capturar dióxido de carbono de cada punto donde se emite, dijo Grant Hauber, asesor estratégico en energía y mercados financieros del Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía.

Los ambientalistas también citan posibles problemas para mantenerlo en el suelo. Por ejemplo, el año pasado, la empresa de agronegocios Archer-Daniels-Midland descubrió una fuga a aproximadamente 1.6 km bajo tierra en su sitio de captura y almacenamiento de carbono en Illinois, lo que llevó a la legislatura estatal este año a prohibir el secuestro de carbono por encima o por debajo del Acuífero Mahomet, una fuente importante de agua potable para aproximadamente un millón de personas.

La captura de carbono se puede utilizar para ayudar a reducir las emisiones de industrias difíciles de reducir, como el cemento y el acero, pero muchos ambientalistas sostienen que es menos útil cuando extiende el uso de carbón, petróleo y gas.

Un estudio de 2021 también encontró que el proceso de captura de carbono emite cantidades significativas de metano, un potente gas de efecto invernadero que es de menor duración que el dióxido de carbono pero atrapa más de 80 veces más calor. Eso sucede a través de fugas cuando el gas se lleva a la superficie y se transporta a las plantas.

Alrededor de 45 instalaciones de captura de carbono operaron a escala comercial el año pasado, capturando un total de 50 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, una pequeña fracción de las 37.8 gigatoneladas de emisiones de dióxido de carbono solo del sector energético, según la AIE.

Es una proporción aún menor de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, que ascendieron a 53 gigatoneladas para 2023, según el último informe de la Base de Datos de Emisiones de la Comisión Europea para la Investigación Atmosférica Global.

El Instituto de Economía y Análisis Financiero de la Energía dice que uno de los proyectos de utilización y almacenamiento de captura de carbono más grandes del mundo, la instalación Shute Creek de ExxonMobil en Wyoming, captura solo aproximadamente la mitad de su dióxido de carbono, y la mayor parte se vende a compañías de petróleo y gas para bombearlo de nuevo a los campos petroleros.

Aun así, la captura de carbono es una herramienta importante para reducir las emisiones de dióxido de carbono, particularmente en las industrias pesadas, dijo Sangeet Nepal, especialista en tecnología de la Coalición de Captura de Carbono.

“No es una sustitución de las energías renovables... es solo una tecnología complementaria”, dijo Nepal. “Es una pieza de un rompecabezas en esta amplia lucha contra el cambio climático”.

Los expertos dicen que muchos proyectos, incluidas las plantas de amoníaco e hidrógeno propuestas en la costa del Golfo de Estados Unidos, probablemente no se construirán sin los créditos fiscales, que, según la directora ejecutiva de la Coalición de Captura de Carbono, Jessie Stolark, ya han impulsado una inversión significativa y son cruciales para la competitividad global de Estados Unidos.

Permanecen en el borrador del proyecto de ley de conciliación del Comité de Finanzas del Senado, después de que otra versión fuera aprobada por la Cámara de Representantes, aunque la Coalición de Captura de Carbono dijo que la inflación ya ha reducido su valor y podría limitar los proyectos.