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Titán, la luna de Saturno podría no albergar un océano bajo su superficie helada

La misión Cassini produjo gran cantidad de datos sobre Saturno y sus 274 lunas

17 de diciembre de 2025 - 1:20 PM

La luna Titán de Saturno es tan grande que si orbitara el Sol de manera independiente, sería clasificada como un planeta. (NASA, JPL-Caltech, U. Arizona, U. Idaho)
La luna Titán de Saturno es tan grande que si orbitara el Sol de manera independiente, sería clasificada como un planeta.

Una nueva mirada a datos de hace más de una década ha indicado que Titán, la luna más grande de Saturno, podría no contar con un vasto océano bajo su superficie helada, como se creía hasta ahora.

Los datos de la misión Cassini de la NASA, que comenzó en 1997 y duró casi 20 años, hicieron sospechar a los investigadores la posibilidad de que Titán albergarse bajo su capa de hielo una gran masa de agua líquida, pero cuando modelaron la luna con el océano, los resultados no coincidían con las propiedades físicas propias de esos ecosistemas.

“En lugar de un océano abierto, como el que tenemos en la Tierra, probablemente nos encontremos ante algo más parecido al hielo marino del Ártico o a los acuíferos, lo que tendría implicaciones para el tipo de vida que podríamos llegar a encontrar”, señala Baptiste Journaux, investigador espacial de la Universidad estadounidense de Washington.

Journaux es uno de los autores del artículo recogido en Nature este miércoles, revelando las últimas conclusiones sobre Titán.

La misión Cassini produjo gran cantidad de datos sobre Saturno y sus 274 lunas. Titan, envuelta en una atmósfera neblinosa, es el único mundo, aparte de la Tierra, del que se tiene conocimiento que tenga líquido en su superficie. Su temperatura rondaría los -295.6 grados Farenheit, por lo que se trataría de una superficie helada.

Mientras Titán orbitaba de forma elíptica alrededor de Saturno, los investigadores observaron que la luna se estiraba y se aplastaba dependiendo de su posición con respecto al planeta, por lo que, en 2008, propusieron que la luna debía poseer un enorme océano bajo la superficie para permitir una deformación tan significativa.

“El grado de deformación depende de la estructura interior de Titán. Un océano profundo permitiría que la corteza se flexionara más bajo la atracción gravitatoria de Saturno. Si Titán estuviera completamente congelado, no se deformaría tanto”, apunta Journaux.

“La deformación que detectamos durante el análisis inicial de los datos de la misión Cassini podría haber sido compatible con un gran océano bajo la superficie. Ahora sabemos que no es del todo así”, añade.

El tiempo es la clave

En el nuevo estudio, los investigadores introducen un nuevo nivel de sutileza: el tiempo. El cambio de forma de Titán se retrasa unas 15 horas con respecto al pico de la atracción gravitatoria de Saturno. Al igual que una cuchara que remueve miel, haría falta más energía para mover una sustancia espesa y viscosa que para el agua líquida.

La medición de ese retraso reveló a los científicos cuánta energía se necesita para cambiar la forma de Titán, lo que los llevó a concluir que su interior es viscoso no líquido. “Fue la prueba irrefutable que indicaba que el interior de Titán es diferente de lo que se deducía de análisis anteriores”, afirma otro de los autores, Flavio Petricca, investigador de NASA.

El nuevo modelo que proponen para Titán presenta más aguanieve y bastante menos agua líquida que el anterior, ya que el aguanieve es lo suficientemente espesa como para explicar el retraso, pero sigue conteniendo agua, lo que permite a Titán transformarse cuando se le tira.

Petricca llegó a esta conclusión midiendo la frecuencia de las ondas de radio procedentes de la nave espacial Cassini durante los sobrevuelos de Titán, y Journaux ayudó a fundamentar los resultados con estudios de termodinámica.

Abierta la posibilidad de encontrar vida

Aunque la idea de un océano en Titán estimuló la búsqueda de vida allí, los investigadores creen que los nuevos hallazgos podrían mejorar las posibilidades de encontrarla.

Los análisis indican que las bolsas de agua dulce en Titán podrían alcanzar los 20 grados. Cualquier nutriente disponible estaría más concentrado en un pequeño volumen de agua, en comparación con un océano abierto, lo que podría facilitar el crecimiento de organismos simples.

Aunque es poco probable que los investigadores descubran peces en canales de aguanieve de estos lagos, si se encuentra vida en Titán, podría parecerse a los ecosistemas polares de la Tierra.

Journaux forma parte del equipo de la próxima misión Dragonfly de la NASA a Titán, cuyo lanzamiento está previsto para 2028. Los datos recopilados aquí guiarán la misión y Journaux espera regresar con alguna prueba de vida en el planeta y una respuesta definitiva sobre el océano.

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