

25 de noviembre de 2025 - 5:23 PM


Bayamón - El lanzador derecho José Berríos pasa casi nueve meses al año fuera de Puerto Rico por su trabajo como jugador en el béisbol de Grandes Ligas, desde su debut en 2016.
Pero su presencia en la isla es casi perenne por medio de la obra comunitaria que está realizando a través de su Fundación La Mákina, enfocada en ayudar a la niñez y juventud de su natal Bayamón y otros pueblos de la isla.
Por medio de sus tres programas deportivos, Reviving Baseball in Inner Cities (R.B.I.), Challenger Baseball y Girls at Bat, la organización sin fines de lucro creada por el lanzador derecho y operada por su equipo de trabajo en la isla, están impactando a participantes que no necesariamente siempre son atendidos en otros organismos.
Y con el nuevo complejo deportivo que ya está operando en Flamboyán Gardens en Bayamón, y que espera inaugurar oficialmente en 2026, cualquiera diría que sus inquilinos son jugadores de Grandes Ligas.
Al entrar por los predios de lo que antes se conocía por Raiders Baseball Academy, y que ahora opera la Fundación La Mákina luego de que el Municipio de Bayamón le cediera el complejo, la vista transporta a la mente a un campamento de entrenamiento primaveral, aunque a menor escala, como al que se tiene que reportar Berríos anualmente con los Blue Jays de Toronto antes del inicio de cada temporada en las Mayores.
El martes, en una mañana soleada, un par de decenas de participantes del Programa Challenger Baseball, para personas con discapacidades, disfrutaban de los predios que se presentan en nítidas condiciones, con una grama que destella elegancia, un terreno bien cuidado, y hasta vallas protectoras alrededor de las gradas que delimitan el terreno de juego.
Estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Bayamón, asistían a los jóvenes durante unas clínicas de béisbol a las que se presentó el propio Berríos.
Al terminar, sus dos hijos varones Diego y Sebastián salían sudorosos del campo, al participar también de la actividad. Un retrato de la visión que ha tenido Berríos fuera de lo que es su carrera en el béisbol de Grandes Ligas.
“Con la Fundación comenzamos trabajando lo que son los niños. La Fundación no se enfoca en una sola rama. Es todo lo que tenga que ver con niños, sean saludables o discapacitados, deportistas o no deportistas. Se va a buscar la manera de aportar, de bendecirlos”, dijo Berríos a El Nuevo Día al concluir su participación con los jóvenes del Programa Challenger.
La experiencia que tuvo de primera mano con un familiar discapacitado, específicamente un tío, le hace conocer la necesidad de esta población, incluyendo alternativas de ocio y recreación. E inspirado también por un modelo de obra social que realiza su equipo de los Blue Jays de Toronto en Canadá, Berríos quiso traer dichos programas a la isla.
“Hemos ido escalando año tras año. El año pasado reconocimos que en Toronto hay tres programas que Jays Care, que es la fundación del equipo, los corre. Y quisimos traerlo a Puerto Rico”, reconoció.
Aparte de Baseball Challenger, para personas con diversidad funcional, R.B.I se enfoca en niños de 6 a 14 años que nunca antes habían jugado el béisbol, con la idea de enamorarlos del deporte y continúen su desarrollo. Girls at Bat, impacta a niñas de 5 a 10 años en la disciplina del sóftbol, con la ayuda de las Bravas de Cidra, de la liga de Sóftbol Superior Femenino.
Entre febrero y el verano de este año la Fundación, por medio de sus tres programas, realizó unos 25 eventos alrededor de la isla en municipios como San Juan, Cataño, Las Piedras, Barceloneta, Guayama, Ceiba, Naguabo, Santa Isabel, Mayagüez y Toa Baja.
A mediano y largo plazo, la Fundación espera poder traer niños y jóvenes de esas y otras zonas de la isla, para que se beneficien de las comodidades y adelantos que hay en el complejo deportivo.
Este incluye tres parques de béisbol, una caja de bateo al aire libre, otra techada y un gimnasio, en el que Berríos ya está entrenando su físico en el periodo muerto de las Grandes Ligas. En el área de las cajas de bateo al aire libre, también hay una zona para lanzadores, con cuatro montículos.
“Gracias a Dios tengo hijos y sobrinos sanos, pero sí tuve un tío, hermano de mi papá, que era incapacitado. Amaba el deporte, amaba la vida porque era loco con sus sobrinos y eso, pero el béisbol era su pasión. Y pues, quisimos llevarle esa oportunidad y brindarle esa felicidad a esos niños. Para nosotros es de gran impacto”, expresó el lanzador con 10 años de experiencia en las Grandes Ligas.
“Reconociendo que lo que me gusta, además de jugar béisbol y comer, es estar alrededor de niños y seguir impactando a niños, lo voy a hacer de todo corazón. Es un complejo, obviamente de béisbol. Es bien grande. Es lo que sabemos manejar, que es el béisbol. Y de esa manera vamos a impactar y llegar a muchas vidas, darle las herramientas, la oportunidad que yo tengo ahora, que cuando niño desee tener. Hacerlo ahora para ellos a temprana edad. para mí es un gran paso”, agregó Berríos, padre también de Valentina, la mayor.
“Dios me bendijo a mí con un gran brazo. Primero con una gran familia, que me cuidó y me protegió. Me preparé para estar donde estoy, y pues, de esta manera, quisiera seguir bendiciendo a más personas alrededor de mi isla y del mundo”.
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