

29 de mayo de 2025 - 6:41 PM
Durante su Ceremonia de Graduación número 374, la Universidad de Harvard otorgó títulos honoríficos a seis distinguidos galardonados, entre ellos la actriz puertorriqueña Rita Moreno.
En total, los homenajeados fueron tres hombres y tres mujeres: Kareem Abdul-Jabbar, estrella de la NBA que se convirtió en una fuerza impulsora de la justicia social; Richard Alley, glaciólogo experto en el impacto de las capas de hielo en el clima y el nivel del mar; Esther Duflo, especialista en intervenciones contra la pobreza y ganadora del Premio Nobel de Economía; Elaine H. Kim, pionera de los estudios asiático-americanos y la experiencia de los inmigrantes; Moreno, actriz, cantante y bailarina puertorriqueña, estrella de numerosos musicales de Hollywood; y Abraham Verghese, médico, escritor y profesor de medicina.
Moreno ha participado en algunos de los musicales más conocidos de Hollywood, como “Singin’ in the Rain” (1952), “The King and I” (1956) y “West Side Story” (1961), donde interpretó a “Anita”, rol por el que ganó un premio Oscar por mejor actriz de reparto.
Según la biografía presentada por Harvard Magazine, la actriz nacida como Rosa Dolores Alverío en Puerto Rico en 1931, llegó a Nueva York con su madre de niña y tomó clases de baile. A los 13 años, debutó en Broadway con “Skydrift”, lo que le valió ofertas de Hollywood, pero los papeles que le ofrecían solían ser representaciones estereotipadas de minorías étnicas. Tras un descanso de siete años en Hollywood, durante los cuales actuó principalmente en teatro, regresó a la industria del entretenimiento, ganando un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony a lo largo de una carrera de 70 años.
Ha aparecido en películas y series de televisión (incluyendo “The Electric Company”, “The Muppet Show” y “The Rockford Files”). En 1993, fue invitada a actuar en la toma de posesión del presidente Bill Clinton. En 2004, el presidente George W. Bush le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad por su contribución a las artes. Y en 2009, el presidente Barack Obama le otorgó la Medalla Nacional de las Artes.
Los graduados de Harvard celebraron la ceremonia de graduación el jueves en un momento crucial para la universidad de la Ivy League, aclamando a los oradores que enfatizaron la importancia de mantener un alumnado diverso e internacional y defender la verdad frente a los ataques de la administración Trump.
Las disputas de Harvard con el presidente Donald Trump por la financiación y las restricciones a la docencia y la admisión representaron otro desafío para los miles de graduados que comenzaron la universidad mientras el mundo emergía de una pandemia y posteriormente se enfrentaron a las protestas estudiantiles por la guerra en Gaza.
“Dejamos un campus muy diferente al que entramos, con Harvard en el centro de una batalla nacional por la educación superior en Estados Unidos”, dijo uno de los oradores estudiantiles, Thor Reimann, a sus compañeros graduados. “Nuestra universidad es ciertamente imperfecta, pero me enorgullece estar hoy junto a nuestra generación, nuestro profesorado y nuestro presidente, con la convicción compartida de que este proyecto continuo de ‘veritas’ es uno que vale la pena defender”.
Otras universidades se enfrentan a la pérdida de financiación federal y de su capacidad para matricular a estudiantes internacionales si no aceptan las cambiantes exigencias de la administración Trump. Pero Harvard, fundada más de un siglo antes que la propia nación, ha tomado la iniciativa en desafiar a la Casa Blanca en los tribunales y está pagando un alto precio.
Una de las últimas medidas de la administración Trump fue solicitar a las agencias federales la cancelación de contratos por valor de unos $100 millones con la universidad. El gobierno ya canceló más de $2,600 millones en becas federales de investigación, tomó medidas para reducir la matrícula de estudiantes internacionales en Harvard y amenazó su exención de impuestos.
Las entrevistas para la obtención de visas para estudiantes internacionales admitidos en universidades de todo el país se suspendieron el martes, y Trump declaró el miércoles que Harvard debería reducir su matrícula internacional del 25% a aproximadamente el 15%.
Con el respaldo de una dotación de $53,000 millones, la universidad más rica del país está probando si puede ser un baluarte contra los esfuerzos de Trump por limitar lo que su administración llama activismo antisemita en el campus, lo cual Harvard considera una afrenta a la libertad de enseñanza y aprendizaje en todo el país.
Citando las protestas en el campus contra Israel como prueba de “violencia y acoso antisemita”, la administración Trump ha exigido que Harvard implemente cambios amplios en su liderazgo, revise sus políticas de admisión y audite a su profesorado y alumnado para garantizar que el campus albergue diversos puntos de vista.
El presidente de Harvard, Alan Garber, refutó las acusaciones del gobierno, afirmando en una carta este mes que la universidad es imparcial y ha tomado medidas para erradicar el antisemitismo en el campus. Insistió en que Harvard cumple con la ley y calificó las sanciones federales como un “intento ilegal de controlar aspectos fundamentales de las operaciones de nuestra universidad”.
En respuesta a las amenazas de la administración, Harvard presentó una demanda para bloquear la congelación de fondos y convenció a una jueza federal para que suspendiera temporalmente la prohibición de matricular a estudiantes internacionales. Durante una audiencia en Boston el jueves, la jueza extendió su orden de bloqueo de la prohibición.
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