

30 de septiembre de 2025 - 11:13 PM
New Haven - En una de las universidades más distinguidas del mundo, la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, hay un curso inspirado en el último álbum de Bad Bunny “DeBÍ TiRAR MáS FOToS”.
La propuesta, lejos de ser un experimento, ha despertado un debate dentro y fuera de la academia: ¿cómo es posible que en el mismo lugar donde se estudian el derecho, la política y la literatura clásica, se analice la obra de un reguetonero?
No surgió sin propósito. El profesor Albert Laguna, del Departamento de Estudios Americanos, decidió utilizar el disco como punto de partida para explorar temas de identidad y debates sociales contemporáneos.
“Muchos de mis estudiantes no conocen la historia y cultura de Puerto Rico, mucho menos la conexión entre la isla y los Estados Unidos y cómo esta impacta la vida cotidiana de los puertorriqueños dentro y fuera de la isla”, explicó Laguna en entrevista con El Nuevo Día.
El catedrático, de padres cubanos y criado en New Jersey, lleva 13 años enseñando en Yale. Al escuchar “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” supo que era la oportunidad para enfocarse en la isla
“Hace años no se ofrece un programa de Puerto Rico en Yale, yo quiero explicar su historia a través de la música”, puntualizó.
El seminario, titulado “Bad Bunny: estética musical y política” arrancó la primera semana de septiembre mientras el artista celebraba su residencia “No me quiero ir de aquí” en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, un evento de 31 funciones que culminó el 20 de septiembre, día del octavo aniversario del huracán María.
La acogida fue inmediata y más de 125 estudiantes de distintas nacionalidades solicitaron matrícula, aunque solo 17 fueron aceptados, por ahora, para favorecer una discusión más cercana. El resto de los estudiantes interesados, están en lista de espera para los próximos semestres.
“Me ha abierto los ojos sobre lo mucho que ha luchado el pueblo de Puerto Rico a través de su historia. El puertorriqueño es sumamente resiliente y a través de todos los desafíos, desastres naturales como el huracán María, las crisis económicas y energéticas, entre otros, mantiene esa alegría que lo caracteriza”, comentó Daniel Torres, alumno de madre guayamesa y padre mexicano.
Cada martes, durante casi dos horas, los participantes se reúnen para analizar canciones y textos académicos que exploran las conexiones históricas y culturales. Los libros requeridos del curso son: “Puerto Rico, una historia nacional” de Jorell Meléndez Badillo y “En contra de Muerto Rico: enseñanzas del Verano Boricua” de Marisol Lebrón.
Los estudiantes comenzaron, en la primera clase, escuchando el álbum completo y viendo el cortometraje protagonizado por Jacobo Morales , lanzado previo al disco. Desde entonces, se han movido por distintos géneros y contextos.
Abordaron la plena en una clase llamada “Plena y el ‘Lamento’: pasado y presente, Puerto Rico y Nueva York”. En este caso, hicieron referencia al tema “CAFé CON RON”, una colaboración de Bad Bunny con Los Pleneros de la Cresta, pero también estudiaron la composición de Rafael Hernández “Lamento Borincano”.
Al mismo tiempo, indagaron en lecturas complementarias sugeridas por el docente como “Una década turbulenta” y “Antes de la época del mambo”.
Luego se movieron hacia la migración puertorriqueña a Nueva York en los años 60. Lo analizaron a través de la salsa con la canción “NUEVAYoL”.
En este sentido, Laguna aclaró que “no se puede hablar de Nueva York sin hablar de Puerto Rico ni viceversa, entonces en esta clase profundizamos en el desarrollo de este género musical para la diáspora en ese momento”.
En otra sesión, hablaron del “Estado Libre Asociado, las políticas raciales y el género del jíbaro” usando de base el sencillo “PIToRRO DE COCO”.
Mía Cortés, una de las integrantes del curso, aseguró que la clase del jíbaro y la música jíbara retó muchas de las ideas que ya tenía.
“Siempre lo vi como una figura campesina y musical... y en el aula redefinimos eso porque discutimos cómo la figura del jíbaro se convirtió en un símbolo que le permitió al gobierno de Puerto Rico, en la primera parte del siglo 20, expulsar a miles de boricuas de la isla y crear una identidad puertorriqueña que niega la estratificación racial y socioeconómica”, añadió la boricua, quien es natural de Dorado y lleva tres años en Connecticut.
Los aprendices entrarán, en los próximos meses, en los vínculos de Puerto Rico y el género musical de ‘hip hop’ para conocer los temas del racismo, la violencia y la resistencia en la isla -con canciones de otros artistas como Vico C y Eddie Dee-.
Asimismo, se adentrarán en el surgimiento del reguetón. En ese caso, analizarán los escritos “De música negra a reguetón latino” y las piezas “VOY A LLeVARTE PA PR”, “VelDÁ“ y ”EoO” junto a temas de Héctor “El Father” y Tito “El Bambino”.
Para mantener una dinámica divertida, aprenderán a bailar salsa.
“Hay conexiones entre la música cubana y boricua. La raíz de la salsa es el son cubano, pero es la mezcla de los cubanos y puertorriqueños en Nueva York la que contribuye a la formación de la salsa y fueron ustedes -los boricuas- los que la llevaron al escenario mundial”, reconoció.
Con relación a la salsa, Michaell Santos, quien nació en República Dominicana, pero se mudó al Bronx a los ocho años, sostuvo que le sorprendió “que antes se considerara este género como uno de clase baja y poco respetado, eso es una parte de la historia que ahora conozco por el seminario”.
El curso culminará con una mirada a la deuda pública de Puerto Rico, los huracanes y la inestabilidad del sistema eléctrico, dedicando un día entero a la canción y el documental “El Apagón”.
Cuando Laguna sugirió el currículo, las reacciones fueron diversas dentro de la comunidad de Yale. Aun así, sostiene que el valor principal de la clase está en abrir diálogo con las raíces.
Para él, Bad Bunny no es solo un icono global.
“La residencia en Puerto Rico fue un acto político. En la literatura puertorriqueña siempre está la narrativa de que hay que irse para ser exitoso, pero él dijo ‘No me quiero ir de aquí’ y llevó el éxito a la isla. Además, dijo que no tendría gira en los Estados Unidos por el problema de inmigración con el ICE. Eso es algo que me parece casi profético”, señaló.
La pregunta sobre si Bad Bunny es “material académico” no lo intimida.
“A la plena y a la salsa también se le llamó música de baja cultura y de gente pobre, y hoy día la cara de Frankie Ruiz está en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, así que lo importante es que aunque no te guste su música, ¿qué es lo que puedes aprender de ella y de la sociedad?”, recalcó.
“Este curso me ha ayudado a replantearme la historia puertorriqueña. Para mí, antes, era un cuento bastante básico: los taínos, españoles y africanos, y luego los estadounidenses”, sostuvo Cortés, la alumna del curso. .
El profesor conecta el taller con su propia experiencia. “Donde yo vivía en New Jersey, había una mezcla de latinos. En mi familia todo el mundo está relacionado o casado con algún puertorriqueño, así que yo me crié entre boricuas y dominicanos, y todo esto era normal para mí”, dijo.
Al final, insiste, lo importante no es si Bad Bunny es novedoso o no, sino que la música del Caribe ha moldeado los gustos musicales del mundo entero desde el siglo 19.
“Lo que el artista demuestra con este álbum es que no existe tal cosa como un puertorriqueño diluido por haber nacido fuera. El mensaje lo dejó claro: eres boricua dondequiera que estés”, concluyó el profesor.
Cabe destacar que ya existe otro curso titulado “Bad Bunny: raza, género e imperio del reguetón” que se ofrece en la Universidad de Wellesley, Massachusetts, por la profesora Petra Rivera-Rideau.
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