

12 de diciembre de 2025 - 11:03 PM


Parrandas, luces navideñas y encuentros familiares. Llega la Navidad, y con ella, la expectativa social de celebrar para no arruinar el ánimo festivo.
Sin embargo, para miles de puertorriqueños la realidad puede ser distinta: sentimientos como la nostalgia, la tristeza o el vacío emocional pueden marcar incluso los días más esperados del año, y, en algunos casos, derivar en pensamientos suicidas.
Las razones más frecuentes son la soledad, los procesos de duelo, las rupturas amorosas y las dificultades económicas, explicó Catherine Oliver Franco, administradora de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA) en entrevista con El Nuevo Día.
“No tenga temor en preguntarle a la persona si ha pensado suicidarse, porque esa pregunta no invade el espacio, realmente esa pregunta salva vidas”, resaltó Oliver Franco.
La Navidad no funciona como un amplificador emocional, pero lo que sentimos durante el año sí se intensifica, particularmente en esta época, y las personas sienten vulnerabilidad por lo vivido y lo que envuelve el evento festivo, estableció Humberto Cruz Esparra, psicólogo clínico en el Hospital CIMA Menonita.
Lo que ocurre en el ámbito neurocognitivo, explicó Cruz Esparra, es que el cerebro percibe la soledad como un estado de amenaza y activa la amígdala del sistema límbico, donde se procesan las emociones, alertándolo y disminuyendo las actividades relacionadas al bienestar emocional.
“La corteza prefrontal, que es nuestra frente, metabólicamente genera más cortisol, más estrés, más hipervigilancia social, y empezamos a interpretar comentarios neutros como rechazo, y a ver la Navidad con un significado distinto a fiesta”, continuó.
Cruz Esparra recordó que hay que tener cuidado con la tendencia de que es bueno estar solo pues, aunque es necesario, “los seres humanos no fueron creados para estar solos, y por eso la soledad prolongada duele y afecta la regulación emocional, el horario de sueño, el sistema inmunológico, entre otros (síntomas)”, añadió.
Aunque la “depresión navideña” es pasajera y no es un diagnóstico clínico, Cruz Esparra recomendó varias estrategias prácticas para manejar la nostalgia en las fiestas, cuando se reduce el ritmo de vida y las emociones se mantienen en pausa:
“La literatura dice que las personas comienzan a sanar, no desde que sienten que alguien les dice algo, sino desde que sienten que son escuchadas. La presencia de alguien, y su escucha activa, es suficiente”, dijo el psicólogo.
“Esos comentarios activan la culpa de la persona. La Navidad no es un examen emocional ni una prueba de fortaleza”, recalcó Cruz Esparra.
Cruz Esparra señaló que algunas señales alarmantes de depresión clínica son cambios en el sueño, sentimientos de culpa intensa, pérdida marcada de apetito o interés, fatiga y cansancio persistente/constante.
“La depresión no es una falta de fe, es una condición médica que requiere atención y acompañamiento”, concluyó Cruz Esparra.
Al momento, las cifras de suicidio en la isla no reflejan un aumento con respecto al año anterior. Aun así, “hemos visto un alza de suicidios en varones de 45 a 65 años”, aseguró la administradora de ASSMCA.
Hasta octubre, el Instituto de Ciencias Forenses (ICF) ha registrado 181 muertes por suicidio, lo que refleja una disminución de 90 en comparación a una década atrás. Los meses con más casos fueron marzo y junio.
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Si usted o algún conocido necesita ayuda psicosocial puede llamar a la Línea PAS de ASSMCA al 1-800-981-0023/988 las 24 horas del día, los siete días de la semana.
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