Según un infante crece se espera que tenga un desarrollo físico y mental que vaya a la par con su edad. Del mismo modo, según un adulto envejece es natural que pierda paulatinamente destrezas y habilidades. Sin embargo, mientras que en los bebés la dificultad para expresarse o para caminar parece graciosa y tierna, en las personas de mayor edad más bien provoca impaciencia y hasta molestia.