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“Yo no dormía por los ronquidos de mi esposo. A la medianoche, me iba del cuarto, y lo comencé como un acto de rebeldía. Hasta que un día le dije, ‘no vuelvo al cuarto hasta que tomes acción al respecto’. Soy otra persona desde que mi marido usa una máquina para tratar el apnea del sueño. Todo se resolvió”, respondió la ciudadana Myrna Reyes cuando se le preguntó si en algún momento había sufrido por los ronquidos de su pareja.