Santurce - En el corazón gastronómico y cultural de Santurce, nació Sensory, un restaurante de alta cocina que propone llevar hasta la mesa de cada comensal una experiencia multisensorial inspirada en sabores globales.

Liderado por el chef puertorriqueño Joel Laureano, este novedoso concepto culinario fusiona el sabor, el aroma, la textura, la música y hasta la iluminación del espacio en cada plato del menú, activando los cinco sentidos.

Sal! fue invitado a un almuerzo exclusivo, donde fuimos testigos de primera mano de cómo cada propuesta del menú no solo enamora el paladar en cada bocado, sino que también despierta emociones.

“La raíz del concepto es activar los cinco sentidos del ser humano. Quería llevar una experiencia sensorial en el área gastronómica. Uno se tapa los oídos y los demás sentidos se activan. Eso es lo que quería lograr: una experiencia umami que nadie olvidará. Cuando tú te comes un buen plato, con un buen vino, sigues hablando de eso sin importar los años. Aquí no solo se come, aquí se siente”, expresó Laureano a Sal!.

En un ambiente distinto, donde reinan las tonalidades oscuras, en Sensory buscan transportar al invitado a disfrutar de la vibra nocturna de grandes ciudades, sin necesidad de comprar un boleto de avión.

“Todos salen sorprendidos. La idea era más privacidad e intimidad. Quería un ‘vibe’ de Nueva York, Miami o Chicago, y crear ese concepto: que desde afuera se vea con misterio, que no puedas ver lo que está pasando adentro. Ahí empieza todo lo que es Sensory. Y buscaba proyectar eso: no tienes que viajar para vivirlo. Este es un lugar seguro para comer, beber y pasarla bien”, sostuvo el chef, con 18 años de experiencia.

Para ir activando los sentidos y dar inicio a este delicioso viaje sensorial, degustamos una carta de novedosos cócteles, que incluyó el Floral Sakura, el Alchemist Secret y un cremoso Espresso Martini, diseñados para armonizar a la perfección con la experiencia culinaria que estaba próxima a llegar.

Como entrada, llegaron a la mesa el Duck Arancino —arroz arborio y pato confitado al centro, coronado con miso mayo—; el Lobster St. Jacques —una combinación de langosta, ostras y setas en salsa cremosa, gratinadas con gruyère*—; y el Hamachi Crudo —curado en sal de menta y pepino, con gel de yuzu y remolacha roja—.

Como platos principales, probamos el Pop Salmon —salmón sobre puré de calabaza con vainilla y pop rocks, un plato con ingredientes locales que rememoran la infancia—; seguido por los Gnocchi de Langosta —ñoquis de batata lila de Aibonito y langosta caribeña en beurre blanc—.

Para los amantes de la carne, disfrutamos de un Pork Belly —curado por ocho horas, glaseado con ron Teeda japonés y servido sobre puré de coliflor caramelizado— y un Filet Mignon —acompañado de dumpling de queso de cabra, demi-glace casero y hongo maitake—.

Luego llegó el momento de los esperados postres para terminar de endulzar la tarde con un clásico Tembleque, reinterpretado y flameado con ron Don Q 151.

Le siguió el Passiflora —mousse de chocolate blanco, gelée de maracuyá, bizcocho de matcha y galleta de vainilla— y, por último, el Whiskey and Smoked —helado de vainilla ahumada con financier de whisky y caramelo activado con carbón, servido bajo una cúpula de humo de chocolate—.

Cabe destacar que cada plato del menú fue trabajado meticulosamente y cuenta con una recomendación de coctelería y/o vino para su maridaje.

Para el chef, quien comenzó en la industria gastronómica a los 17 años, este spot en Santurce era el lugar perfecto para darle vida a su sueño y continuar aportando a la oferta culinaria de la concurrida zona de San Juan. “He estudiado mucho el área, y uno ve qué es lo que está entrando. Tenemos espacio porque es un buen destino para llevar a cabo una gran experiencia gastronómica. Hay mucha inversión en el área de la Ponce de León, y este espacio brinda todo”.

“Personalmente, todos, porque cada plato tiene su perfil y se distingue por sí solo. Pero el Sensory Name… es un carpacho de carne, con ingredientes tradicionales del plato italiano, pero con un twist moderno. El ‘feedback’ es muy bueno porque tiene un sabor ahumado que no se encuentra en otro lugar”, recomendó Laureano.