

17 de junio de 2025 - 1:00 PM
Washington - Tulsi Gabbard no dejó lugar a dudas cuando testificó ante el Congreso de Estados Unidos sobre el programa nuclear de Irán a principios de este año.
El director nacional de inteligencia les dijo a los legisladores que Irán no estaba construyendo un arma nuclear y que su líder supremo no había reautorizado el programa, que permanecía inactivo.
Pero el presidente Donald Trump desestimó esa evaluación de las agencias de espionaje de Estados Unidos durante un vuelo nocturno de regreso a Washington, tras acortar su participación en la cumbre del Grupo de los Siete para centrarse en el conflicto creciente entre Israel e Irán.
“No me importa lo que ella haya dicho”, declaró Trump a los periodistas. En su opinión, Irán estaba “muy cerca” de tener una bomba nuclear.
La declaración de Trump lo alineó con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien ha descrito a Irán con armas nucleares como una amenaza inminente, en lugar de apoyar la evaluación de su propio principal asesor de inteligencia.
Se esperaba que el presidente republicano se reuniera con funcionarios de seguridad nacional en la Sala de Situación (Situation Room) el martes para definir los próximos pasos.
La contradicción de Trump a Gabbard recuerda sus enfrentamientos con los líderes de inteligencia de Estados Unidos durante su primer mandato, cuando los consideraba parte de un “estado profundo” que socavaba su agenda. Lo más notable fue cuando en 2018 se puso del lado del presidente ruso, Vladímir Putin, al ser preguntado si Moscú había interferido en las elecciones de 2016, diciendo que Putin había sido “extremadamente firme y convincente en su negación”.
La ruptura más reciente sobre Irán resulta especialmente llamativa, dado que Trump ha llenado su segunda administración con leales en lugar de figuras del establecimiento. Gabbard, veterana militar y excongresista demócrata por Hawái, fue confirmada por estrecho margen por el Senado controlado por los republicanos debido a su escasa experiencia en inteligencia o en la gestión de grandes organizaciones.
Gabbard, quien abandonó el Partido Demócrata en 2022 y respaldó a Trump, se espera que testifique el martes en una sesión a puerta cerrada en el Capitolio, junto con el director de la CIA, John Ratcliffe, durante una audiencia presupuestaria programada previamente. Es probable que ambos funcionarios enfrenten preguntas sobre sus posturas respecto a Irán y las recientes declaraciones de Trump.
Los representantes de Gabbard y la CIA no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
En su testimonio de marzo ante los legisladores, Gabbard dijo que la comunidad de inteligencia estaba monitoreando de cerca el programa nuclear de Irán, señalando que su “reserva de uranio enriquecido está en los niveles más altos y sin precedentes para un estado sin armas nucleares”.
El jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica ha advertido repetidamente que Irán tiene suficiente uranio enriquecido como para fabricar varias bombas nucleares, si así lo decidiera.
Irán mantiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos.
Un informe anterior de inteligencia, publicado en noviembre bajo el entonces presidente Joe Biden, demócrata, también señalaba que Irán “no está construyendo un arma nuclear”.
Sin embargo, indicaba que el país ha “realizado actividades que lo posicionan mejor para producir una, si así lo decide”, como el aumento de sus reservas de uranio enriquecido y la operación de centrifugadoras más avanzadas. El informe no incluía estimaciones sobre el tiempo que tomaría fabricar una bomba.
La agenda migratoria de Trump es otro ámbito en el que ha chocado con las evaluaciones de inteligencia. Citó la Ley de Extranjeros Enemigos de 1798, una ley en tiempos de guerra, para deportar a migrantes venezolanos, justificando la acción al afirmar que la banda criminal Tren de Aragua estaba coordinándose con el gobierno venezolano. Sin embargo, una evaluación de inteligencia en abril no encontró evidencia de ello.
Gabbard despidió a los dos oficiales de inteligencia veteranos que lideraron el panel que produjo dicha evaluación, argumentando que fueron removidos por oponerse a Trump.
En respuesta a esos informes, la Casa Blanca publicó una declaración de Gabbard en respaldo al presidente:
“El presidente Trump tomó medidas necesarias e históricas para proteger a nuestra nación cuando deportó a estos violentos terroristas del Tren de Aragua”, decía el comunicado. “Ahora que Estados Unidos es más seguro sin estos terroristas en nuestras ciudades, los actores del estado profundo han recurrido a usar su brazo propagandístico para atacar las políticas exitosas del presidente”.
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