1 / 15 | Entre caballos y esperanza: una granja en Kentucky transforma vidas marcadas por la adicción. Caballos pura sangre en una extensa granja de Kentucky están ayudando a hombres que intentan tener vidas sobrias. - Jon Cherry
22 de mayo de 2025 - 9:42 AM
Nicholasville, Kentucky - Jaron Kohari nunca pensó que su camino hacia la sobriedad incluiría caballos.
Los animales de 450 kilos lo intimidaron al llegar a una granja cerca de Lexington, donde se enseña equitación a personas con adicciones, ofreciéndoles la posibilidad de un empleo y un futuro si logran mantenerse limpios. Pero en poco tiempo, los caballos comenzaron a hacerle sentir una paz que antes solo buscaba a través del alcohol y las drogas.
“No estás acostumbrado a cuidar de nada”, dijo Kohari, un exminero de carbón, de 36 años, del este de Kentucky. “Eres algo egoísta, y estos caballos requieren tu atención las 24 horas del día, así que te enseñan a amar y a cuidar otra vez”.
La idea del programa Stable Recovery surgió hace seis años, cuando Frank Taylor necesitaba ayuda en la granja familiar de 450 hectáreas, donde han nacido y se han criado algunas de las estrellas más importantes de las carreras de caballos en pleno corazón del país del caballo en Kentucky.
Esta región también es hogar de la industria del bourbon, y las carreras de caballos llevan largo tiempo asociadas con el alcohol.
“Si un caballo ganaba, bebía mucho”, dijo Taylor. “Si un caballo perdía, también bebía mucho”.
Cree que su propio consumo contribuyó al alcoholismo de un familiar cercano. Desde entonces, dejó de beber y asegura que lleva cinco años sobrio.
La estructura básica del programa en Taylor Made Farm se inspiró en un restaurante que frecuentaba, cuyo dueño lo gestiona como una oportunidad laboral para personas en recuperación. Taylor pensó que algo similar funcionaría en su granja, dado el trabajo físico que implica cuidar caballos y el ambiente tranquilo del lugar.
Solo tenía que convencer a sus tres hermanos.
“Era una idea bastante radical, porque estamos tratando con caballos de un millón de dólares y clientes que valen millones, y decir: ‘Quiero traer alcohólicos, delincuentes, adictos a la heroína, a la metanfetamina, lo que sea’. Había una lista larga de cosas que podían salir mal”, recordó.
“Frank, creemos que estás loco”.
Les recordó que la misión de la granja incluye vivir según valores cristianos, servir a los clientes y ser rentables. Acordaron probarlo durante 90 días, con la condición de cerrar el programa si algo salía mal.
“No diría que ha salido perfecto, pero ha sido mucho más lo bueno que lo malo”, dijo Taylor. “La industria lo ha acogido, la comunidad de Lexington y de todo el país lo ha abrazado, y hemos tenido resultados fantásticos”.
Taylor dice que 110 hombres han completado con éxito el programa, que requiere estar sobrio al menos 30 días antes de comenzar.
Financiado por donaciones, Stable Recovery no hace publicidad. Colegas de la industria de las carreras se ponen en contacto con Taylor sobre posibles participantes. Hogares de rehabilitación y jueces locales también remiten hombres al programa, que se ofrece como una alternativa a la cárcel.
No se les cobra a los participantes hasta que empiezan a trabajar en la granja. A partir de entonces, pagan 100 dólares semanales por comida, vivienda, ropa y transporte. Ganan 10 dólares la hora durante los primeros 90 días, y luego aumentan a entre 15 y 17 dólares la hora.
El objetivo es que los hombres permanezcan en el programa durante un año, a diferencia de otros programas de recuperación que duran 30, 60 o 90 días.
Eso permite que se formen lazos entre ellos, se fortalezca la confianza y se reconstruyan sus vidas y relaciones familiares.
Pero no todos logran terminar.
“Vienen aquí y creen que están listos, pero en realidad no lo están”, dijo Taylor. “No tienen ese regalo de la desesperación, de llegar al fondo y estar dispuestos a hacer todas esas pequeñas cosas que son molestas y desafiantes”.
Eso incluye levantarse a las 4:30 a.m., limpiar su habitación, mantener los espacios comunes impecables. Asisten a reuniones de Alcohólicos Anónimos a las 6 a.m. y trabajan de 7 a.m. a 4 p.m., cuatro días a la semana. El trabajo en la granja incluye cepillar caballos, sacarlos de sus establos y llevarlos a los pastos, recibir a veterinarios y herradores, y mantener la propiedad.
Los otros días, los hombres asisten a terapia fuera del sitio o a consultas médicas como parte de su proceso de recuperación. Stable Recovery colabora con un programa ambulatorio que ofrece clases y terapeutas, y ambas partes mantienen comunicación constante.
Por la noche, los hombres se turnan para preparar la cena, y a las 9 p.m. es hora de dormir.
Siempre los esperan los caballos, con sus grandes ojos oscuros observando desde los establos. Los animales reflejan el estado emocional de quienes los cuidan.
“Creo que el caballo es el animal más terapéutico del mundo”, dijo Taylor. “Hay otros animales, como los perros, que son muy buenos, pero hay algo especial en los caballos. Como decía Winston Churchill: ‘Lo de fuera de un caballo es bueno para lo de dentro de un hombre’”.
Los recién llegados a menudo no tienen nada de lo que sentirse orgullosos y temen ser juzgados por sus familias, sus comunidades y el sistema judicial. Están deprimidos, ansiosos, a veces con pensamientos suicidas.
“Estar cerca de un caballo en las primeras etapas de la recuperación marca la diferencia”, dijo Christian Countzler, director ejecutivo y cofundador de Stable Recovery, quien también superó sus propias adicciones al alcohol y las drogas.
“A los pocos días de estar en un establo con un caballo, ya están sonriendo, riendo, interactuando con sus compañeros. Un hombre que ni siquiera podía levantar la cabeza y mirarte a los ojos ya está mejorando”, dijo.
Kohari contó que había estado entrando y saliendo de tratamientos desde los 18 años, fallando repetidamente en dejar el alcohol, y luego la heroína, el fentanilo y la metanfetamina, antes de llegar a Taylor Made Farm.
“Estaba completamente roto”, dijo Kohari. “Solo quería algo distinto, y el día que entré en ese establo y empecé a trabajar con los caballos, sentí que estaban sanando mi alma”.
Tras completar el programa, trabajó en WinStar Farm antes de regresar a Taylor Made como coordinador de un establo con yeguas preñadas.
Stable Recovery ayuda a los hombres a conseguir empleo en la industria después de 90 días, cuando se gradúan de su Escuela de Equitación. No es obligatorio que trabajen en el sector, pero la mayoría lo prefiere.
Entre otros graduados exitosos están los hijos de dos veteranos de la industria de las carreras.
Blane Servis, un alcohólico en recuperación, es asistente de entrenador de Brad Cox en Kentucky. Su padre, John, fue el entrenador de Smarty Jones, ganador del Derby de Kentucky y el Preakness en 2004.
Will Walden superó una adicción de 12 años a la heroína para convertirse en entrenador. Su padre, Elliott Walden, es presidente y director ejecutivo de operaciones de carreras de WinStar Farm y fue el entrenador de Victory Gallop, ganador del Belmont Stakes en 1998.
Una vez que Walden hijo, Tyler Maxwell y Mike Lowery lograron mantenerse sobrios, pidieron a Taylor que buscara alguien que comprara 10 caballos para entrenar.
Incapaz de convencer a nadie, Taylor se convenció a sí mismo. Compró los 10 caballos a $40,000 cada uno. “Se lo dije a mi esposa y estuvo a punto de matarme”, dijo.
Apostó aún más invirtiendo otros $400,000 para cuidar a los caballos y contratar a Walden y los otros hombres como entrenadores, quedando él con una inversión total de $800,000.
Su esposa seguía molesta, así que buscó socios que invirtieran $200,000 más.
“Perdimos como la mitad del dinero,” dijo Taylor, “pero todos esos muchachos se mantuvieron sobrios, y hoy Will Walden tiene 50 caballos en entrenamiento”.
El establo de Walden ganó $4.2 millones el año pasado.
Su potranca, acertadamente llamada Bless the Broken (Bendice a los rotos), terminó tercera recientemente en el Kentucky Oaks de $1 millón en Churchill Downs.
Maxwell es jinete de entrenamiento en el centro de entrenamiento de WinStar Farm. Lowery es gerente de yeguas en Taylor Made.
“Queremos que estos hombres estén sobrios”, dijo Taylor, “y luego ubicarlos en lugares donde puedan crecer en la industria, y estamos viendo que eso sucede todos los días”.
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