Washington - Las preguntas llegaron rápido a la alcaldesa de la capital de Estados Unidos, muchas de ellas diseñadas para que dijera algo duro sobre Donald Trump, en particular, el plan recién anunciado por el presidente de tomar el control del Departamento de Policía Metropolitana y llamar a la Guardia Nacional.

Pero el lunes por la tarde, en su mayor parte, la alcaldesa de Washington, D.C., en su tercer mandato, Muriel Bowser, no mordió el anzuelo. Expuso con calma el caso de la ciudad de que el crimen ha estado disminuyendo constantemente y dijo que el estado de emergencia percibido por Trump simplemente no coincide con los números.

También declaró rotundamente que las manos de la ciudad capital están atadas y que su administración tiene poca opción más que cumplir. “Podríamos impugnar eso”, dijo sobre la definición de Trump de una emergencia criminal, “pero su autoridad es bastante amplia”.

Sus comentarios se produjeron horas después de que Trump, flanqueado por las personas que supervisan el ejército y el Departamento de Justicia, dijera que tomaría el control del Departamento de Policía de Washington (MPD, por sus siglas en inglés) y activaría a 800 miembros de la Guardia Nacional con la esperanza de reducir el crimen, el mismo crimen que los funcionarios de la ciudad enfatizan que ya está disminuyendo notablemente.

Algunos miembros de la Guardia Nacional comenzaron a llegar a la ciudad el martes en la mañana.

Hacia el final, la compostura de la alcaldesa se deslizó un poco cuando Bowser hizo referencia a la “supuesta emergencia” de Trump y concluyó: “Voy a trabajar todos los días para asegurarme de que no sea un completo desastre”.

La ciudad y Trump han tenido una relación difícil.

Mientras Trump invoca su plan diciendo que “vamos a recuperar nuestra capital”, Bowser y el MPD sostienen que el crimen violento en general en Washington ha disminuido a un mínimo de 30 años después de un fuerte aumento en 2023. Los robos de automóviles, por ejemplo, disminuyeron aproximadamente un 50% en 2024 y están disminuyendo nuevamente este año. Sin embargo, más de la mitad de los arrestados son menores de edad, y el alcance de esos castigos es un punto de discordia para la administración de Trump.

Bowser pasó gran parte del primer mandato de Trump en el cargo discutiendo abiertamente con el presidente. Evitó sus planes iniciales para un desfile militar por las calles y se opuso públicamente cuando llamó a una avalancha multiagencia de agentes federales de la ley para enfrentar a los manifestantes contra la brutalidad policial en el verano de 2020. Más tarde, hizo pintar las palabras “Black Lives Matter” en letras amarillas gigantes en la calle a una cuadra de la Casa Blanca.

En el segundo mandato de Trump, respaldado por el control republicano de ambas cámaras del Congreso, Bowser ha caminado sobre la cuerda floja pública durante meses, enfatizando puntos en común con la administración de Trump en temas como el exitoso esfuerzo por traer a los Washington Commanders de la NFL de vuelta al Distrito de Columbia.

Observó con abierta preocupación por las calles de la ciudad mientras Trump finalmente conseguía su desfile militar este verano. Su decisión de desmantelar Black Lives Matter Plaza a principios de este año sirvió como una metáfora clara de cuánto había evolucionado la dinámica de poder entre los dos ejecutivos.

Ahora, esa tensa relación entra en territorio desconocido, ya que Trump ha cumplido con meses de lo que muchos funcionarios de D.C. habían esperado en silencio que fueran amenazas vacías. El nuevo enfrentamiento ha proyectado a Bowser bajo una luz comprensiva, incluso entre sus críticos de larga data.

“Es una jugada de poder y somos un blanco fácil”, dijo Clinique Chapman, CEO del D.C. Justice Lab. Crítica frecuente de Bowser, a quien acusa de “vigilar en exceso a nuestros jóvenes” con las recientes expansiones del toque de queda juvenil de Washington, Chapman dijo que la última medida de Trump “no se trata de crear un D.C. más seguro. Se trata solo de poder”.

Bowser sostiene que todo el poder reside en Trump, y su administración puede hacer poco más que cumplir y sacar lo mejor de ello. La nativa de Washington pasó gran parte de la conferencia de prensa del lunes vinculando la toma de posesión de Trump al tema más amplio de la estadidad para el Distrito de Columbia. Mientras Washington D.C., siga siendo un enclave federal con autonomía limitada bajo la Ley de Autonomía de 1973, dijo, seguirá siendo vulnerable a tales tomas de posesión.

“Sabemos que el acceso a nuestra democracia es tenue”, dijo Bowser. “Es por eso que me han escuchado a mí, y a muchos washingtonianos antes que yo, abogar por la estadidad plena para el Distrito de Columbia”.

La Sección 740 de la Ley de Autonomía permite al presidente tomar el control de la policía de Washington durante 48 horas, con posibles extensiones a 30 días, durante tiempos de emergencia. Ningún presidente lo ha hecho antes, dijo Monica Hopkins, directora ejecutiva del capítulo de D.C. de la Unión Americana de Libertades Civiles.

“Eso debería alarmar a todos”, dijo, “no solo en Washington”.

Para Trump, el esfuerzo por tomar el control de la seguridad pública en Washington refleja una escalada de su enfoque agresivo hacia la aplicación de la ley. El estatus del Distrito de Columbia como un distrito federal establecido por el Congreso le brinda una oportunidad única para impulsar su agenda de mano dura contra el crimen, aunque no ha propuesto soluciones para las causas fundamentales de la falta de vivienda o el crimen.

“Déjenme ser muy clara”, dijo la fiscal general Pam Bondi durante la conferencia de prensa del anuncio de Trump. “El crimen en D.C.”, afirmó, “está terminando y terminando hoy”.

La acción encaja en un patrón presidencial.

La declaración de estado de emergencia de Trump encaja en el patrón general de su segundo mandato en el cargo: ha declarado estados de emergencia en temas que van desde la protección fronteriza hasta los aranceles económicos, lo que le permite gobernar esencialmente a través de una orden ejecutiva. En muchos casos, ha avanzado mientras los tribunales lo resolvían.

Las afirmaciones de Bowser sobre la conducción exitosa de la reducción de las tasas de criminalidad violenta recibieron el respaldo a principios de este año de una fuente poco probable. Ed Martin, la elección original de Trump para fiscal federal para el Distrito de Columbia, emitió un comunicado de prensa en abril celebrando una caída del 25% en las tasas de criminalidad violenta con respecto al año anterior.

“Gracias al liderazgo del presidente Trump y los esfuerzos de nuestra iniciativa ‘Hacer que D.C. sea seguro de nuevo’, el Distrito ha visto una disminución significativa en el crimen violento”, dijo Martin. “Estamos demostrando que una aplicación estricta y políticas inteligentes pueden hacer que nuestras comunidades sean más seguras”.

En mayo, Trump abandonó sus esfuerzos por lograr que Martin fuera confirmado para el puesto ante la oposición en el Congreso. Su candidata de reemplazo, la exjueza y expresentadora de Fox News Jeanine Pirro, fue confirmada recientemente.

El lunes, Pirro, de pie junto a Trump, calificó su toma de posesión como “el paso que necesitamos ahora mismo para hacer que los criminales entiendan que no se van a salir con la suya nunca más”.