

12 de noviembre de 2025 - 4:04 PM


“Las víctimas no eran un número más para ella. Ella las veía y sufría. Quería justicia para ellas”.
Así, Nahir Castelló Ortiz recordó este miércoles el legado de su hermana mayor, Carmen Castelló Ortiz, pionera en el monitoreo y seguimiento de feminicidios y desapariciones de niñas y mujeres en Puerto Rico. Tras más de dos meses hospitalizada, la trabajadora social jubilada, muy querida entre organizaciones que luchan por el bienestar de las mujeres, murió este lunes, a sus 71 años.
Desde 2011, Castelló Ortiz recopilaba información a diario en busca de justicia por las víctimas asesinadas o desaparecidas. Sus cifras reflejaban grandes discrepancias con las de la Policía, lo que produjo que entidades feministas exigieran mayor transparencia, reconocimiento y esclarecimiento por parte de las autoridades.
En su página de Facebook –Seguimiento de Casos–, no solo publicaba las noticias e imágenes de mujeres asesinadas para contabilizar los feminicidios y monitoreaba el esclarecimiento o enjuiciamiento de los feminicidas, sino también las requisitorias de las adultas y jóvenes desaparecidas con información clave y la esperanza de que sus familiares las encontraran vivas.
“Sabíamos de su trabajo, pero tantas muestras de cariño han sido un abrazo de paz. Ha sido un consuelo. Vamos a vivir totalmente agradecidos”, desatacó su hermana menor, vía telefónica.
Debido a complicaciones de salud, su última publicación fue en marzo del año pasado. Ese mismo mes, mientras cuidaba de su mamá, se contagió de COVID-19, lo que provocó que desarrollara encefalitis, una inflamación en el cerebro que produjo pérdida de memoria y otras condiciones.
“El 13 de marzo (de 2024), fue llevada al Hospital de Trauma (de Centro Médico) prácticamente muerta, y la revivieron allí. Ahí, empezó la enfermedad”, contó su hermana.
Pese a mostrar gran mejoría a lo largo de año y medio, hace dos meses, fue hospitalizada nuevamente tras una “crisis terrible” por convulsiones. “Lo que mató a mi hermana realmente fue su estancia en el hospital, porque su corazón y demás órganos estaban bien. Ella muere por sepsis, por una infección con una úlcera que llegó al hueso”, denunció.

Carmen o “Mency”, como le decían sus seres queridos, fue la mayor de cinco hermanos, criados entre Juana Díaz y Río Piedras. Era hija de un veterano de la Guerra de Corea y una de las primeras telegrafistas en Puerto Rico, Francisco Castelló Rivera y Carmen Delia Ortiz Colón, respectivamente. Ambos, de 96 y 94 años, siguen vivos.
Estudió en la Universidad Interamericana de Puerto Rico y se dedicó, por 26 años, al trabajo social en el Municipio de Aguas Buenas, los Centros Sor Isolina Ferré y la Oficina del Procurador de Personas con Impedimentos (ahora Defensoría).
Al jubilarse, comenzó el monitoreo “sin decirle a nadie” de su familia, sino que la indignación por la falta de justicia y visibilidad de las mujeres asesinadas la llevó a gestar el proyecto. El monitoreo fue de manera voluntaria y sin afán de reconocimiento mientras cuidaba de su mamá y sus sobrinas nietas, Alba y Aurora.
En 2019, su base de datos dio paso a que Kilómetro 0 y Proyecto Matria publicaran el informe “La persistencia de la indolencia: feminicidios en Puerto Rico”.Asimismo, su archivo fue el cimiento para la creación del Observatorio de Equidad de Género (OEG), que monitorea y produce informes mensualmente sobre los feminicidios en la isla desde 2019.
“En un principio, era muy fuerte. Había momentos en que cerraba la computadora. Tuve que hacer el ejercicio de tratar de continuar. No es que no me duela, porque duele, y he llorado esa muerte, pérdida. Entiendo que es importante hacerlo y hacer la denuncia y, en el camino, he contado con personas que apoyan mi trabajo, y eso me da fuerza”, expresó Castelló Ortiz, en una entrevista en 2019, con el medio feminista TODAS.
Del 1 de enero de 2019 al 4 de noviembre de 2025, el OEG registró 455 feminicidios en la isla, de los cuales 113 que continúan bajo investigación. En lo que va de año, se registraron 54 feminicidios, 95 intentos de feminicidio, y 50 mujeres y menores de edad desaparecidas desde 2020.
A lo largo del último año, mientras batallaba contra su enfermedad, Castelló Ortiz –quien también tocaba la guitarra y cantaba– no dejaba de repetir a sus allegados que tenía que recuperarse para “poner al día” su página de monitoreo.
Amárilis Pagán Jiménez, fiel amiga de Castelló Ortiz y exdirectora del Proyecto Matria, puntualizó que “Carmen hizo lo que nadie más hizo y levantó una base de datos que permitió activar una serie de eventos que terminaron siendo hitos en la historia del feminismo y de las mujeres”.
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