Marisol Martínez, una enfermera de un hospital en la región de Arecibo, no había experimentado ni observado entre sus compañeros tanta fatiga por la pandemia de COVID-19, como en las últimas tres semanas. Con turnos de hasta 16 horas, el agotamiento físico y mental amenaza el bienestar del personal que, desde marzo de 2020, ha sido la primera línea en la batalla contra el coronavirus.