

8 de abril de 2025 - 8:00 AM
Bajo la premisa de que lo que ocurre dentro del salón de clases no es lo único que incide en el progreso académico, cuatro escuelas públicas en la zona metropolitana se han beneficiado de intervenciones sociales, emocionales y familiares dirigidas a impulsar el éxito estudiantil.
Cada escuela recibe lo que necesita bajo el Programa de Escuelas Comunitarias de Servicio Completo, precisó la directora de Incubación y Expansión del programa, Lola Yglesias Quiñones.
“Los números no mienten. Sabemos que este tipo de servicio integrado, que fortalece el bienestar mental y emocional de los estudiantes, que integra los servicios de apoyo estudiantil e integra a la familia y la comunidad para contar con un entorno más seguro para la escuela, garantiza la movilidad, en términos de proficiencia académica. Al final del día, eso es lo que queremos, que los niños y las niñas sean exitosos en su gestión académica”, señaló Yglesias Quiñones, quien labora con la entidad Vimenti.
Vimenti recibió, en 2023, una subvención de $10.5 millones del Departamento de Educación federal como parte del programa de Escuelas de Comunidad de Servicios Completos.
La subvención está dirigida a expandir el modelo de “Dos Generaciones” que Vimenti ha desarrollado para impactar tanto a los estudiantes de su escuela pública alianza como a sus padres, madres o encargados.
Además de Vimenti, participan la Escuela con Causa Rosalina Caraballo Martínez, en Guaynabo; la escuela Manuel A. Pérez, en San Juan; y la escuela Berwind Intermedia, también en San Juan.
Seis escuelas formarían parte de la iniciativa, por lo cual aún hay espacio para dos, precisó Yglesias Quiñones. Según los lineamientos de la subvención, cada plantel recibe unos $200,000 anuales directos para servicios.
“Nosotros hacemos un proceso de avalúo; acabamos de terminar con el proceso de Manuel A. Pérez, y estamos terminando ahora el de Berwind. A partir de ese avalúo, que incluye unas entrevistas a profundidad al grupo de liderazgo de la escuela, padres, líderes de la comunidad, y encuestas a estudiantes y a padres, de ahí sacamos los puntos neurálgicos de la escuela. Siempre los temas de salud emocional, de manejo de la salud física de los estudiantes, son asuntos a considerar, el ausentismo crónico y los servicios integrados a los estudiantes”, enumeró.
De ahí, se prepara un plan de trabajo que, entre sus objetivos, tiene aumentar la integración de los padres, madres o encargados a la gestión escolar y fortalecer la preparación de los docentes. Yglesias Quiñones explicó que, como parte del programa, se asigna un coordinador que facilita el acceso a servicios de salud, a crear acuerdos con entidades que puedan asistir a la escuela y a mejorar la asistencia escolar, entre otras iniciativas.
“Nosotros sabemos que las escuelas, todas, por regla general, tienen problemas de aprovechamiento académico, tienen problemas de ausentismo crónico... Fortalecer la relación de la escuela con los padres o con los cuidadores es importantísimo porque ahí se crea un nivel de confianza y la apertura para, de parte de la escuela, decir cuál es la importancia de contar con la asistencia del estudiante. Mientras más veces mi hijo esté en la escuela, más oportunidades tiene de aprender”, expresó.
Las primeras dos escuelas en participar del Programa tienen niveles “altísimos” de asistencia, señaló Yglesias Quiñones; en Vimenti es de un 92%, mientras que en la Rosalina Caraballo Martínez es de un 86%.
El presupuesto que recibe cada escuela pública del Departamento de Educación para operar no permite financiar estrategias que atiendan al núcleo familiar, más allá del estudiante matriculado en el plantel, precisó Michael Fernández Frey, director ejecutivo de Caras con Causa, organización sin fines de lucro que opera la escuela Rosalina Caraballo Martínez.
Este plantel atiende estudiantes de nivel intermedio y superior, edades en las cuales se presume que pueden ser más independientes en el manejo de sus estudios.
“Definitivamente, hay un cambio bastante marcado en las relaciones familiares una vez los estudiantes cumplen 14, 16 años. Eso afecta, en general, la asistencia y hace que tenga que aumentar la cantidad de tiempo que se le dedica a los estudiantes y las familias para asegurar que estén enfocados en metas. Una de las cosas que hablamos aquí es (el lema) ‘de la Rosalina a la universidad’ y cómo nosotros fomentamos en nuestros jóvenes que ellos elaboren metas grandes para sus vidas y las alcancen”, expresó Fernández Frey.
En momentos en que se han anunciado recortes presupuestarios en múltiples programas federales, no han recibido comunicación del Departamento de Educación federal en torno a cambios a la subvención. Yglesias Quiñones destacó que se preparan, incluso, para solicitar la extensión a cinco años más.
“En los tiempos que estamos enfrentando, con tantos cambios de política pública federal, reafirma que una de las estrategias para salir hacia adelante es que no solamente nos empoderemos sino que nos apoderemos de nuestra realidad y hagamos por nosotros mismos lo que es necesario para atender a nuestras comunidades”, indicó Fernández Frey.
Yglesias Quiñones recalcó que cualquier escuela puede participar del programa y no se trata de impulsar el modelo de escuelas chárter. Las dos escuelas que encabezan la iniciativa -Vimenti y Rosalina Caraballo Martínez- son escuelas públicas alianza, como se designa este modelo escolar bajo la Ley 85 de Reforma Educativa.
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