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El Departamento de Salud anunció el miércoles que medirá este año la prevalencia del aislamiento social y la soledad en la población y cómo impacta la salud de la gente, en particular, los grupos de mayor riesgo, como los adolescentes y los adultos mayores.
Esta medición, que se hará por primera vez en la isla, se llevará a cabo gracias a un acuerdo de colaboración con la Fundación Triple-S, que está subvencionando la inclusión de un módulo sobre estos asuntos en la encuesta del sistema de vigilancia –conocido en inglés como BRFSS–, que Salud lleva a cabo todos los años para determinar la distribución de conductas de riesgo, enfermedades crónicas y prácticas de salud de la población de 18 años en adelante.
De igual forma, se está incluyendo el módulo sobre aislamiento social y soledad en la población escolar, de nivel intermedio en adelante, como parte de la Consulta Juvenil. Esta encuesta se le comisionó a la Universidad Central del Caribe y, en ella, se miden conductas de riesgo en los jóvenes a partir de los 11 años.
La doctora Melissa Marzán, principal oficial de epidemiología de Salud, alabó la iniciativa, y sostuvo que “este estudio nos permitirá conocer el nivel de comunicación (de las personas) con sus familias, cómo se sienten al respecto, si tienen alguna red de apoyo y sus actividades recreativas”, entre otros datos.
Los datos que se recopilen, agregó Marzán, “pueden ser usados para realizar diferentes análisis e identificar áreas de prioridad para la planificación de servicios”, para poder atender lo que calificó como “un problema que es un determinante social de salud que está impactando la calidad de vida de nosotros”.
Explicó que la investigación es un paso esencial para poder crear política pública y planes de acción, que pueden ajustarse tomando en cuenta diferentes factores que pueden ser desde regiones o municipios, hasta grupos de edad o sexo.
Por su parte, el doctor José Novoa, principal oficial médico de Triple-S, explicó que ya se conoce que el aislamiento social y la soledad tienen un impacto significativo en la salud física y mental.
“Hoy, sabemos que el aislamiento social representa un impacto a la expectativa de vida similar que el fumar 15 cigarrillos al día y un mayor riesgo que la obesidad o el exceso de consumo de alcohol”, afirmó. “Igual, sabemos que una persona con pobres vínculos sociales tiene un aumento en el riesgo de eventos cardiovasculares en 29%, y tiene un mayor riesgo de desarrollar demencia”, agregó.
Novoa aclaró que, en este contexto, cuando se habla de soledad, se refiere a una “exposición a soledad crónica”, y no a un sentimiento pasajero que probablemente toda persona siente en algún momento. Por otro lado, indicó que también se debe entender que la soledad es más un sentimiento o percepción, pues “una persona puede vivir sola, y no sentirse sola, y de igual forma, puede vivir en una casa con 10 personas, y estar solo, tener esa sensación de soledad”. En cambio, “aislamiento social es otra cosa, es algo objetivo, es que no tiene a nadie, es que la persona no tiene personas con quien interactuar”, dijo.
El galeno aclaró también que, contrario a lo que puedan pensar algunas personas, esto no es un asunto que haya surgido con la pandemia de COVID-19, que de por sí conllevó a más aislamiento como parte de las medidas de prevención, sino que “muchos años antes de la pandemia ya se había identificado esta situación”, e incluso, se ha estudiado en otros lugares.
“La pandemia lo que hizo fue que lo magnificó porque nos expuso a todos a cierto aislamiento, a cierta soledad. Y, por eso, hizo el tema más relevante, pero es un tema que se viene identificando por años en términos de salud pública”, afirmó Novoa.