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Ingeniera española ganó un reto de la NASA, pero la “letra pequeña” le arrebató el premio

Una insólita razón impidió que la catalana María Jesús Puerta no pudiera recibir el dinero que otorgarían a los ganadores

28 de septiembre de 2025 - 10:51 AM

María Jesús Puerta, ingeniera española que no pudo recibir su premio de la NASA. (Agencia EFE)

Tarragona (España) - La ingeniera catalana María Jesús Puerta ganó en junio un reto que lanzó la NASA para seleccionar diseños de reciclaje en la Luna, pero no podrá cobrar el premio porque había “letra pequeña”: solo pueden percibir el dinero ciudadanos o residentes legales en Estados Unidos.

Puerta, de 56 años e ingeniera de minas, diseñó desde su casa, sola y con “un ordenador que echaba humo”, un gemelo digital para reciclar los residuos sólidos y el regolito (polvo y fragmentos de roca) de la Luna y transformarlos en metales plásticos, combustibles y hormigón lunar, según explica en una entrevista con EFE.

Gracias a este proyecto se convirtió en una de las seis personas ganadoras del desafío que lanzó la agencia aeroespacial estadounidense, al que se presentaron unas 1,200 propuestas de 80 países.

Los participantes debían proponer ideas para minimizar el impacto de los residuos en la Luna generado por las futuras misiones Artemis y la NASA seleccionó seis trabajos en una primera fase: el de Puerta y los de cinco equipos estadounidenses.

Requisitos exigentes

El premio era de un millón de dólares, pero Puerta no lo cobrará porque las bases del concurso establecen que solo pueden percibir el dinero ciudadanos estadounidenses o con residencia legal en el país.

“Había casi 50 páginas de normas del concurso y eso no lo leí, me centré solo en la parte técnica”, dice una sonriente Puerta, de nacionalidad española y residente en la ciudad española de Tarragona (este).

Las bases establecen, además, que los ganadores pasan a una segunda fase para desarrollar los prototipos de sus propuestas, pero siempre que cumplan el requisito de ser estadounidenses.

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Por meses, Suni Williams, de la NASA, ha estado atrapada en el espacio con su colega Butch Wilmore.

“La única opción que tengo de seguir es aliarme con ‘partners’ americanos y formar equipos con ellos, aunque ni siquiera los puedo liderar. Tengo de plazo hasta enero para decidir qué hago y ya hay interesados, pero no me apetece mucho empezar a hacer contratos privados y demás”, comenta Puerta.

“Los sueños se cumplen”

Explica que se presentó al concurso tras ver un anuncio en la prensa mientras tomaba café. “Fue un reto personal, para demostrarles a mis dos hijos que con trabajo y esfuerzo se pueden conseguir cosas”, señala.

Puerta se autodefine como “una ingeniera friki y multidisciplinar”. “Estoy continuamente en formación, es mi ‘modus operandi’. Me hice piloto de drones también por si algún día me daba por tomar uno… La gente joven tiene que formarse en lo que sea y soñar en grande, porque los sueños se cumplen”, asegura.

Le detectaron cáncer de mama hace siete años y desde entonces está en tratamiento -si todo va bien, le darán el alta a finales de año-, así que ha dejado claro que incluso en los momentos más difíciles se pueden alcanzar objetivos. De hecho, el sistema que desarrolló para la NASA se denomina ‘Esperanza’.

Un gemelo digital con IA

Su proyecto es un gemelo digital con Inteligencia Artificial (IA) que está basado en la economía circular.

“La NASA estima que las próximas misiones a la Luna generarán 4,200 kilos de residuos y bajarlos a la Tierra cuesta $50,000 por kilo. Yo multipliqué con la calculadora y no tenía ceros. Mi planteamiento es reutilizar esos residuos y darles una segunda vida aprovechando los minerales que hay allí, el regolito lunar”, detalla.

“Lo primero que hice fue analizar qué hay allí y, gracias a nuevas tecnologías como la IA, demostré cómo sería posible crear un sistema autosuficiente, eficiente y sostenible en la Luna, reduciendo la dependencia de suministros desde la Tierra”, añade Puerta.

La ingeniera utilizó datos públicos de la NASA con información detallada sobre el contenido en óxidos, minerales presentes y propiedades físicas del regolito.

“Esos datos se integraron en un simulador propio que calcula balances de masa y energía, simulando procesos de separación magnética, fundición, pirólisis y mezcla con regolito”, recuerda la experta.

Finalmente su esfuerzo y sus ideas no han obtenido una recompensa económica, pero le vale el reconocimiento que ha conseguido.

“Flipé cuando la NASA me envió una carta a casa con un certificado y un montón de pegatinas, que hemos puesto en la nevera. (...). Para mí es un orgullo que haya decidido que ‘Esperanza’ y Tarragona estén en el mapa”, concluye Puerta.

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