Por fuera, Laura Leguizamón parecía encarnar la imagen de una madre dedicada, una mujer activa, sonriente y profundamente conectada con su familia. Su cuenta de Instagram, con más de 2,000 seguidores y 2,463 publicaciones, era un diario visual de viajes, celebraciones y momentos cotidianos junto a sus hijos Ian e Ivo, su esposo Adrián Seltzer, y sus padres. Sin embargo, detrás de esa fachada de felicidad, se gestaba una tragedia que sacudiría al barrio porteño de Villa Crespo.

El crimen que conmocionó al país —el asesinato de sus dos hijos y su esposo, seguido de su suicidio— contrasta brutalmente con la imagen que Laura proyectaba en redes. En marzo, su último posteo mostraba una escapada a Mar del Plata con sus hijos y padres.Las fotos reflejaban sonrisas, reencuentros con amigas, comidas familiares y comentarios llenos de humor y ternura.“366 días al año con los chicos. 50 años. Y entera. Con sueño hace 15 años”, escribía en tono irónico, mostrando una mezcla de agotamiento y orgullo maternal.

Durante 2024, Laura compartió múltiples viajes: a Uruguay para celebrar el cumpleaños de su esposo, a Chascomús con amigas, y al Caribe con toda la familia como regalo por sus 50 años. En cada publicación, se mostraba cercana, reflexiva, y con una narrativa que oscilaba entre lo cotidiano y lo introspectivo. “Hermoso viaje por mis 50… luego de pasados algunos días necesito saber qué hay afuera”, escribió desde República Dominicana, dejando entrever una inquietud más profunda.

Sus publicaciones también revelaban una mujer comprometida con la actualidad: opinaba sobre casos resonantes como el crimen de Kim Gómez o la muerte del fiscal Alberto Nisman, y admiraba a figuras como Jorge Lanata. En una foto de 2015, aparece leyendo Crímenes en familia -escrito por Cynthia Ottaviano-, un detalle que hoy, con el peso de los hechos, adquiere una dimensión inquietante.

A simple vista, Laura Leguizamón era una mujer común: madre, esposa, hija, amiga. Pero la brutalidad del desenlace plantea interrogantes sobre lo que no se ve, sobre las grietas invisibles que pueden esconderse detrás de una sonrisa en una red social. Su historia, ahora marcada por el horror, deja una estela de dolor y preguntas sin respuesta.

El miércoles 21 de mayo, todo cambió. Los cuerpos de Seltzer, su esposa y sus dos hijos fueron hallados sin vida en su departamento de la calle Aguirre, en el barrio porteño de Villa Crespo. La escena fue descubierta por una empleada doméstica que ingresó al lugar con sus propias llaves alrededor de las 13:30. No había signos de violencia en la puerta, lo que descartó un robo como móvil del hecho.

En un primer momento, la Policía de la Ciudad manejó la hipótesis de que Seltzer había asesinado a su familia con un cuchillo de cocina y luego se había quitado la vida. La presencia del arma blanca cerca de su cuerpo reforzaba esa teoría inicial. Sin embargo, con el correr de las horas y tras los primeros análisis forenses, la investigación dio un giro inesperado: las sospechas comenzaron a centrarse en Laura Leguizamón, quien, según fuentes policiales y familiares, presentaba una patología psiquiátrica.