

13 de septiembre de 2025 - 4:31 PM
Como concejala en el noroeste de España, Rosana Prieto se encarga de la gestión de su pequeño pueblo y está alejada de las grandes ciudades, a menudo sacudidas por protestas sobre cuestiones geopolíticas.
Pero con una de las carreras de ciclismo más grandes del mundo recorriendo las bucólicas colinas cercanas, ella y cientos de conciudadanos con ideas afines vieron una oportunidad para hacer oír sus pequeñas voces, denunciando la campaña militar de Israel en Gaza.
Con banderas palestinas en mano, se colocaron precisamente donde sabían que las cámaras de televisión transmitirían su mensaje al mundo: la última curva antes de la línea de meta de la décimoquinta etapa, mientras los ciclistas de la Vuelta a España pasaban zumbando.
En otro punto del trayecto, un manifestante que portaba una bandera palestina se acercó demasiado al pelotón en movimiento y provocó que un par de ciclistas se estrellaran.
Las protestas dirigidas a un equipo de propiedad israelí han acaparado repetidamente la atención en la Vuelta a España, en la que más de 180 ciclistas pedalean 1,900 millas a través de las tranquilas carreteras rurales de España. Seis de las últimas 10 etapas han sido acortadas o interrumpidas debido a las protestas y más de 20 personas fueron detenidas por la policía.
La campaña militar de 23 meses de Israel en territorio palestino, lanzada en respuesta al mortal ataque de Hamás el siete de octubre de 2023 en Israel, enfureció a muchos españoles, incluido su gobierno de izquierda, conocido por su franqueza. Las protestas en los márgenes de la Vuelta han obtenido el respaldo tácito del gobierno y han catalizado la posición más firme contra Israel de cualquier nación europea desde que comenzó la operación militar sostenida.
“En realidad nace de la idea que que la única posibilidad que tenemos de defender los derechos humanos respeto a Israel es la Vuelta, que es un escaparate al nivel internacional para decir que nos estamos conforme con lo que está haciendo Israel”, le comentó Prieto, de 48 años, a The Associated Press por teléfono.
Israel ha defendido sus acciones militares en Gaza y ha acusado a España de alinearse con Hamas.
La guerra ha matado hasta ahora al menos a 64,803 personas en la Franja de Gaza, según el ministerio de salud del territorio, mientras la hambruna se apodera de su ciudad más grande.
El primer ministro español, Pedro Sánchez, se unió a Irlanda y Noruega en el reconocimiento de un estado palestino el año pasado, y España se convirtió en el primer país europeo en solicitar a un tribunal de la ONU permiso para unirse al caso de Sudáfrica que acusa a Israel de genocidio.
Los manifestantes de la Vuelta argumentan que, si los equipos rusos han sido vetados de los eventos deportivos internacionales por la guerra en Ucrania, entonces los equipos israelíes deberían ser castigados de igual manera.
El gobierno de España está de acuerdo.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, dijo que apoyaría la expulsión del equipo de propiedad israelí de la carrera, mientras que la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, quien también es ministra de deportes y educación, dijo que la neutralidad ya no es posible ante la muerte y destrucción en Gaza.
“Lo que estamos viendo durante estos días con esas manifestaciones, en mi opinión, entra dentro de la lógica. La sociedad española ni permanece ni puede permanecer equidistante ante lo que está pasando en Gaza”, dijo Alegría a la radio Cadena Ser el 11 de septiembre. “El deporte no puede permanecer ajeno a la realidad del mundo que le rodea”.
Para el equipo de seguridad de la Vuelta, era logísticamente imposible asegurar toda la ruta a través de sus sinuosas carreteras, muchas de las cuales están bordeadas por bosques. Grandes grupos se han reunido en pueblos y manifestantes han salido de sus escondites para bloquear el camino de los ciclistas, causando que dos atletas se estrellaran, aunque no está claro si esa era la intención de los manifestantes.
Ninguno de los ciclistas que se estrellaron pertenecía al equipo israelí. Los ciclistas que participan en la carrera votaron el miércoles que abandonarían si su seguridad volvía a estar en riesgo.
El equipo bajo fuego, Israel Premier Tech —que solo tiene un ciclista israelí en la Vuelta— emitió un comunicado diciendo que abandonar la carrera está fuera de cuestión, ya que “sentaría un precedente peligroso”.
Sin embargo, Israel Premier Tech ha estado esforzándose por mantener un perfil bajo. Los ciclistas han evitado hablar con los medios y tomaron la medida a mitad de carrera de quitar el nombre del equipo de sus uniformes.
El equipo es propiedad del empresario israelí-canadiense Sylvan Adams, quien emigró a Israel en 2016, y ha jugado un papel clave en la promoción de Israel a través del deporte. Ayudó a organizar la acogida por parte de Israel del inicio del Giro de Italia, la tercera Gran Vuelta del ciclismo, en 2018.
“Gran trabajo de Sylvan y el equipo de ciclismo de Israel por no ceder ante el odio y la intimidación. ¡Hacen que Israel se sienta orgulloso!“, felicitó el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en las redes sociales X el cinco de septiembre.
Ha habido enfrentamientos ocasionales entre la policía, el personal de seguridad y los manifestantes. Prieto dijo que necesitó tratamiento médico por abrasiones y golpes después de que un oficial de policía la arrastrara por el suelo. Dijo que ella y sus compañeros se comportaron pacíficamente, y está esperando para ver si enfrenta cargos.
Los equipos de ciclismo han denunciado algunas acciones de los manifestantes. Joxean Fernández Matxin, jefe del equipo UAE Emirates, dijo que algunos de ellos golpearon a los ciclistas con palos de bandera y arrojaron tachuelas en su camino.
“Todos tienen derecho a protestar, pero es una pena que tenga que suceder aquí y de esta manera y que no podamos terminar la carrera”, indicó el líder de la carrera, Jonas Vingegaard, dos veces ganador del Tour de Francia, después de que la etapa del miércoles se acortara.
El campeón reinante del Tour, Tadej Pogačar, se saltó la Vuelta. Sin embargo, la mayor estrella del ciclismo estaba preocupada de que las protestas pudieran extenderse a otras carreras.
“Creo que todos los ciclistas están un poco asustados de lo que podría pasar”, le dijo Pogacar el jueves a los periodistas en Quebec. “Cuando vemos lo que está sucediendo en la Vuelta, hablamos de ello y pensamos que podría suceder aquí o en otras carreras entre ahora y el final de la temporada”.
Al día siguiente, unas pocas docenas de manifestantes se reunieron en la ciudad canadiense de Quebec durante una carrera de un día en la que participó Pogačar.
Si las protestas ganan fuerza, podrían convertirse en una preocupación para Israel, que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de sus estrechas relaciones con la Unión Europea.
Los manifestantes planean tomar medidas nuevamente el domingo, cuando la carrera concluya en Madrid. Las autoridades desplegarán 1,500 policías para la etapa final, sumándose a los 130 oficiales que ya viajan con la carrera.
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