Investigación
Examen en profundidad de un tema concreto que requiere una extensa investigación y muchos recursos.

prima:Del escenario al banquillo: Lydia Echevarría ante la justicia por el asesinato de Luis Vigoreaux

Analizamos más de 5,000 páginas del expediente judicial para reconstruir lo que ocurrió en el llamado “juicio del siglo” como parte de la serie “Las Caras del Crimen”

30 de septiembre de 2025 - 11:10 PM

Nota del editor
Segundo reportaje del caso Vigoreaux-Echevarría de la cuarta temporada de la serie especial "Las Caras del Crimen", dedicada a los sucesos que estremecieron al mundo del espectáculo en Puerto Rico.

Cuando el cuerpo de Luis Vigoreaux Rivera, padre, una de las figuras más influyentes de la televisión boricua, fue hallado calcinado en el baúl de su auto el 17 de enero de 1983, Puerto Rico se paralizó.

Lo que vino después fue aún más desconcertante: una investigación fragmentada y llena de pistas contradictorias, que se volvió un rompecabezas donde cada pieza parecía más compleja que la anterior.

La investigación se extendió por 593 días, desde que se reportó el asesinato en el sector Los Guanos, en Cupey, hasta que las autoridades anunciaron la noticia más esperada: el crimen había sido esclarecido.

El Nuevo Día
(El Nuevo Día)

En un giro sorpresivo, el entonces secretario del Departamento de Justicia, Nelson Martínez Acosta, adelantó el 1 de septiembre de 1984 que entre los sospechosos había “una figura prominente del país”.

El anuncio, realizado en una rueda de prensa, causó gran revuelo, no solo por la figura de la víctima, sino también por los nombres que circulaban, incluyendo el de la viuda, la reconocida actriz Lydia Echevarría.

Al día siguiente, el 2 de septiembre de 1984, el país se sacudió cuando la Fiscalía formuló cargos contra Echevarría, el fiador Edgardo Vázquez Reyes, Pablo Guadalupe Aquino y sus hijos, Rubén y Jorge Jaime.

En el primer caso que presentaron las autoridades no solo se acusó a Lydia Echevarría, sino también al fiador Edgardo Vázquez Reyes, así como Pablo Guadalupe y sus hijos, Rubén y Jorge Jaime (en la imagen).
En el primer caso que presentaron las autoridades no solo se acusó a Lydia Echevarría, sino también al fiador Edgardo Vázquez Reyes, así como Pablo Guadalupe y sus hijos, Rubén y Jorge Jaime (en la imagen). (Frankie Camacho/ ARCHIVO EL NUEVO DIA)

Echevarría fue imputada en ausencia de seis cargos graves por conspiración, secuestro agravado, asesinato en primer grado y varias violaciones a la Ley de Armas, con una fianza de $600,000, según la denuncia.

En un hecho atípico, la actriz fue arrestada la tarde del 3 de septiembre de 1984 por el propio secretario de Justicia en la residencia #312-A, en la calle Clemson de la urbanización University Gardens, en Río Piedras.

“No involucren a mi hija Vanessa en esto”, fue el pedido que hizo la actriz a Martínez Acosta durante la detención, en presencia de agentes del Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) y la Policía.

La noticia del arresto se difundió rápidamente, y en una transmisión desde el estudio de Wapa Televisión, el periodista Luis Francisco Ojeda relató que no había sido “fácil” cumplir con la “labor informativa”.

“Desgraciadamente, y por el destino, para los que creen en él, esta tarde se practicó el arresto de Lydia Echevarría, quien no se había presentado al tribunal después de haber sido acusada”, indicó Ojeda.

Bajo estrictas medidas de seguridad, Echevarría fue trasladada a la sede del NIE en Puerta de Tierra y luego al Tribunal de San Juan, donde se ordenó su ingreso en la cárcel de Guayama hasta que prestara la fianza.

“El arresto se produjo recibiendo una información del Departamento de Justicia, de uno de los fiscales, quien tenía alguna información”, dijo Martínez Acosta, según reseñó Telemundo. “En el arresto no hubo problemas”.

Tras la detención, Luisito Vigoreaux, hijo del animador, expresó en entrevista televisiva con Ojeda: “Estamos mucho más tranquilos porque se ha esclarecido más o menos lo que pasó. Todavía faltan cabos por atar”.

“Siento que se me ha quitado un peso de encima porque esa incertidumbre que sentía el pueblo, y me la transmitían por estar en los medios, como tú dices, pues era una agonía continua, día a día”, agregó.

Las fallas en el primer caso

El primer caso contra Echevarría se basaba en el testimonio de Juan Orlando “Bronco” Sepúlveda, quien recibió inmunidad por su cooperación, pero mintió en su testimonio y luego fue acusado de perjurio.

La exjueza Carmen Ana Pesante, quien junto a la licenciada María de Lourdes Guzmán representó al eventual coacusado en el caso, David López Watts, catalogó la investigación de “bochornosa”.

Explicó que el Estado presentó una versión inicial distinta, que situaba la escena del crimen en una casa en la urbanización El Pilar, en Río Piedras, y señalaba un tenedor de barbacoa como el arma utilizada.

“La teoría era que Bronco, con los Guadalupe y Lydia lo habían matado en la casa del matrimonio, en la urbanización El Pilar, de múltiples heridas, con un tenedor de BBQ”, explicó Pesante a El Nuevo Día.

Este primer caso coincidió con las elecciones generales de 1984, cuando Rafael Hernández Colón ganó la gobernación y designó al fallecido licenciado Héctor Rivera Cruz como nuevo secretario de Justicia.

El 14 de noviembre de 1984, el juez Antonio Negroni encontró causa para juicio contra Echevarría y los hermanos Guadalupe, mientras Vázquez Reyes y el padre de los Guadalupe seguían en vista preliminar.

Sin embargo, ocurrió lo inesperado: el juez Francisco Pérez Rivera exoneró a Vázquez Reyes y al padre de los hermanos Guadalupe, lo que llevó al Departamento de Justicia a ordenar una nueva investigación del caso.

A raíz de eso, se cayeron los primeros cargos contra el resto de los acusados. Entonces, el Estado usó un recurso que no está previsto para ser empleado por los fiscales: una moción de desestimación, dijo Pesante.

¿Por qué asesinaron a Luis Vigoreaux? La reveladora carta que no habías visto

¿Por qué asesinaron a Luis Vigoreaux? La reveladora carta que no habías visto

Así ocurrió el crimen salvaje que marcó un antes y después en Puerto Rico. La víctima, una de las figuras artísticas más queridas del país, fue asesinada el 17 de enero de 1983. Lo secuestraron, golpearon y quemaron dentro del baúl de su auto. Casi 42 años después, en la serie "Las Caras del Crimen", El Nuevo Día trae al público una reveladora carta de su viuda, la actriz que fue convicta como la mente maestra del asesinato.

Presentan el segundo caso

El 14 de abril de 1985, el Estado presentó una nueva acusación contra Echevarría y López Watts. Esta vez, el testigo estrella era el modelo profesional Francisco “Papo” Newman, quien declaró bajo inmunidad.

Las denuncias en contra de Echevarría y López Watts, revisadas por El Nuevo Día, sostienen que actuaron “en alevosía, malicia premeditada y deliberación”, para asesinar a Vigoreaux y a la actriz Nydia Castillo.

Como parte de este segundo esfuerzo por esclarecer el crimen, las autoridades ordenaron la exhumación del cadáver y recurrieron a peritos estadounidenses, cuyas conclusiones contradecían la primera versión oficial.

Durante el proceso judicial, también se produjo un cambio en el equipo de fiscales, reflejando el empeño del Estado por reivindicar su labor y esclarecer un caso que conmocionó y sumió en profundo luto al país.

“Fue un caso mediático sin haber redes sociales. La prensa estaba todo el día pendiente en radio, televisión. Así que fue un caso difícil”, expresó el licenciado Antonio Sagardía, quien representaba al Ministerio Público junto a los fiscales Crisanta González Seda y el fallecido Luis A. “Chemy” Román.

“La figura de Luis Vigoreaux y Lydia Echevarría era la figura número uno de la televisión. Mucha gente estaba incrédula de que ella lo había podido mandar a matar después de que, en el cementerio de Isla Verde, ella estaba llorosa cuando enterraron a Vigoreaux”, dijo.

Lydia Echevarría durante el entierro de su esposo, el productor y animador Luis Vigoreaux, acompañada de artistas y figuras del espectáculo.
Lydia Echevarría durante el entierro de su esposo, el productor y animador Luis Vigoreaux, acompañada de artistas y figuras del espectáculo. (Archivo histórico)

“Se hizo justicia. Yo no tengo la más mínima duda que Lydia, por una cuestión de celos con Nydia Castillo, y esa es la prueba, contrató a Papo Newman, contrató a David López Watts”, agregó.

La teoría de la fiscalía se basó en que, a principios de la década de 1980, Echevarría estaba “sufriendo una crisis matrimonial”, originada por la separación de su esposo, que “se agravó por los celos” que supuestamente sentía.

“La situación desembocó en serias desavenencias con su cónyuge, el productor de televisión y destacado miembro de la farándula, sr. Luis Vigoreaux”, lee una resolución del Tribunal Supremo.

Con esta teoría como fundamento, en julio de 1985 comenzó la vista preliminar ante la jueza Gloria Iagrossi, marcada por alegatos extensos, declaraciones juradas y pruebas forenses.

“La evidencia más sólida de la Fiscalía (era): el testimonio (de) Papo Newman, un testimonio por inmunidad. Fue coautor, tuvo comunicaciones con Lydia, una prueba directa del encargo que le hizo”, dijo Sagardía.

La fiscalía tenía más de 100 testigos para un caso que dominó más de 300 portadas, pero el proceso enfrentó tropiezos, como la inhibición de varios jueces por diversas razones, incluyendo que conocían al animador.

Pese a que la defensa pidió juicios separados por evidencia que afectaba a Echevarría y favorecía a López Watts, el tribunal optó por un solo proceso. La selección del jurado comenzó el 21 de enero de 1986.

Ante la intensa cobertura mediática, el 11 de febrero de 1986, la jueza Laura Nieves de Van Rhyn ordenó el secuestro del jurado —cinco mujeres y siete hombres— con el fin de “garantizar un juicio justo e imparcial”.

“Era un caso complicado por los abogados que había, competentísimos, una figura superconocida. Creo que este es el caso de una figura que paralizó al país. Estilo O.J. Simpson en Los Ángeles, sostuvo Sagardía.

Con el jurado constituido, el desfile de prueba comenzó, en el piso 11 del Tribunal de San Juan, marcado por mociones de desestimación, dudas sobre la credibilidad de los testigos del Estado y hasta errores de derecho.

“Para mí, lo más difícil en un caso como este, primero, fue la presión de la prensa. No es un caso que pasa desapercibido, es un caso del que todo el mundo está pendiente”, dijo Guzmán, abogada de López Watts.

“Recuerdo que, en un momento, casi nos amanecimos consultando un patólogo para podernos preparar para contrainterrogar un perito que traía la Fiscalía. Son casos que ocupan casi, casi, las 24 horas”, enfatizó.

Durante el juicio, la defensa impugnó el testimonio de María Cruz, empleada doméstica de Echevarría, quien dijo haber visto a López Watts en la casa de la actriz días antes del crimen y que dejó su cartera allí.

“La mujer procedió a identificar con una foto a la persona que ella creía era David, pero era otro sujeto, apodado Cuando viene el segundo juicio, la señora dice que David es el que está sentado en la silla de los acusados“, dijo Pesante.

Declara el testigo estrella

El caso alcanzó un punto clave el 20 de marzo de 1986, cuando se sentó a declarar Newman. Durante el interrogatorio, narró cómo se gestó el crimen y hasta cómo convenció a López Watts, su amigo de la infancia.

Relató que en una ocasión acompañó a Echevarría a un apartamento en Dorado, de donde salió muy molesta, y supuestamente le expresó: “A esa pu** hay que eliminarla (a Castillo). Me está robando no solo el cariño de Luis, sino también el de las niñas”.

“Me preguntó si yo estaba dispuesto a hacerlo —eliminarla— y le contesté que no”, declaró Newman, quien añadió que la actriz presuntamente insistió y le pidió si “podría indagarle a ella por alguien”.

Afirmó que fue al Centro Comercial Lugo, en la avenida 65 de Infantería —donde solían conseguir drogas y jugar billar—, e intentó reclutar a su amigo “Chegui” Purcell, pero este rechazó la oferta.

Luego, declaró que la situación subió de tono, y tras una discusión entre Vigoreaux y su hija Vanessa, Echevarría le habría dicho: “Él (Vigoreaux) despreció a la nena por esa. No me importa si se va él también”.

Newman indicó que pidió un adelanto a Echevarría para buscar a alguien que ejecutara el plan, y que ella, presuntamente, le dejó $500 en casa de su madre, dinero que admitió luego usó para drogas.

Días antes del crimen, reveló, Echevarría presuntamente le comentó que se iba a reunir con Vigoreaux el 17 de enero de 1983. Alegó que la actriz le habría insinuado que “esa era la oportunidad”.

Tras esta supuesta conversación, Newman dijo que le hizo la propuesta a López Watts, quien aceptó. Narró que la noche del crimen siguieron a Vigoreaux desde que salió de la reunión en el condominio El Centro, en Hato Rey.

Añadió, además, que logró acceder al interior del vehículo Mercedes-Benz cuando el animador se detuvo en una intersección en el expreso de Trujillo Alto y que lo obligó a conducir hasta un paraje solitario en Cupey.

Newman afirmó que Vigoreaux fue herido con un punzón y colocado en el baúl, pero tuvo que reabrirlo para sacar un maletín, como supuestamente le pidió Echevarría. El arma homicida fue tirada a un pastizal.

El testigo relató que se llevó “tremendo susto” al sentir que Vigoreaux le agarró la mano. “Yo lo creía muerto”, dijo, al admitir que lo golpeó con una llave de tuercas y luego incendiaron el auto tras conseguir gasolina.

El testimonio de Castillo

Otro testimonio explosivo en el juicio fue el de Castillo, quien contó que conoció a Echevarría y Vigoreaux en 1973-74 al trabajar en el programa “Pa’rriba, Papi, Pa’rriba”, pero mantuvo una relación profesional.

Según la transcripción de la vista, Castillo dijo que todo comenzó a cambiar en 1981, cuando Vigoreaux se separó de Echevarría. Narró que, tiempo después, comenzó a recibir llamadas insultantes y amenazantes.

La tensión entre Echevarría y Castillo llegó a tal punto que ambas radicaron querellas en la Policía; y días antes del asesinato, Echevarría habría amenazado e insultado a Castillo frente a su hogar, declaró.

Castillo dijo que, en una ocasión, halló manchas de aceite y gasolina en la marquesina de su casa y en su auto, lo que interpretó como un intento de incendio. Sin embargo, no responsabilizó a Echevarría del incidente.

El día del veredicto

Tras semanas de juicio y argumentos finales, el 1 de mayo de 1986 el jurado comenzó a deliberar mientras afuera del tribunal reinaba un ambiente casi surrealista, con ventas de piraguas y pinchos.

“El día del veredicto del jurado, los alguaciles se nos acercan a nosotros (y dicen) que en el cuarto piso del Tribunal de San Juan habían hecho como un altar en un baño de mujeres, como de brujería”, dijo Sagardía.

En la noche, el jurado emitió su veredicto: Echevarría culpable en todos los cargos. Mientras, López Watts resultó no culpable por asesinato en primer grado, pero sí culpable por secuestro, conspiración y daños agravados.

Para Sagardía, el caso dejó una enseñanza importante: “Siempre en una investigación criminal uno no puede descartar nada porque fíjate que nadie pensó que era Lydia la que había mandado a matar a Luis Vigoreaux”.

“Cuando mataron a Luis Vigoreaux, Lydia estaba en el Centro de Bellas Artes ensayando para ”Los Soles Truncos" de René Marqués, una obra de teatro... Nadie pensó que eso podía pasar porque era ir contra una investigación que se había hecho antes”, añadió.

Lydia Echevarría junto a la actriz Lucy Boscana durante la obra Los soles truncos, de René Marqués, en 1983.
Lydia Echevarría, a la izquierda, junto a la actriz Lucy Boscana durante la obra "Los soles truncos", de René Marqués, en 1983. (Archivo)

El 20 de junio de 1986, Nieves de Van Rhyn sentenció a Echevarría a 208 años y a López Watts a 114 años de prisión. Ambos apelaron alegando “errores en derecho” que supuestamente ocurrieron en el proceso, como basar el veredicto solo en la declaración de Newman, realizar juicios conjuntos que violaron el derecho a un juicio justo, y la excesiva publicidad.

El caso llegó al Tribunal Supremo de Puerto Rico, que confirmó las condenas y rechazó dos mociones de reconsideración el 25 de abril y el 28 de junio de 1991, marcando el fin del extenso proceso judicial.

“El presente caso envuelve un drama que ha capturado la imaginación pública, tanto por su contenido como por la fama que han tenido en nuestra sociedad sus principales protagonistas”, resaltó el entonces juez presidente del Tribunal Supremo, Víctor Pons Núñez, en una opinión emitida el 25 de abril de 1991.

Para el Supremo, “los errores señalados por los apelantes en rigor no se cometieron” y “aunque en el procedimiento seguido en este caso se podría identificar alguna que otra situación que se debió haber evitado, las mismas no alcanzan el calificativo de errores“.

Asimismo, señaló que “el derecho a un juicio justo no significa el derecho a un juicio perfecto”, por lo que “no amerita la revocación de la sentencia”.

En tanto, el fenecido juez Francisco Rebollo López emitió una opinión disidente en la que catalogó de “totalmente viciado” el proceso judicial. Afirmó que no podía callar ante “un desvarío de la justicia”.

Tras la confirmación de las sentencias, López Watts cumplió 15 años en la prisión de la Parada 8, en San Juan, y Echevarría, 13 años y ocho meses en la Escuela Industrial para Mujeres, en Vega Alta.

“Mi inocencia se va a probar”

“Estoy completamente segura de que voy a salir de aquí (de la cárcel)”, afirmó Echevarría, en febrero de 1989, durante una entrevista con la veterana periodista Carmen Jovet, que fue transmitida por Telemundo.

“He cometido muchos errores, pero yo voy a salir de aquí porque no es mi lugar, no es mi sitio, yo no tengo por qué estar aquí. Mi inocencia se va a probar. No importa el tiempo que pase, pero se va a probar”, dijo.

El 20 de diciembre de 1999, el entonces gobernador Pedro Rosselló concedió a Echevarría una conmutación de sentencia al mínimo, acercándola a su liberación tras años de alegar que era inocente del crimen.

Lydia Echevarría, junto a su hija Vanessa Vigoreaux, a la salida de la Cárcel de Mujeres tras recibir la libertad bajo palabra concedida por el gobernador Pedro Rosselló.
Lydia Echevarría, junto a su hija Vanessa Vigoreaux, a la salida de la Cárcel de Mujeres tras recibir la libertad bajo palabra concedida por el gobernador Pedro Rosselló. (Vanessa Serra Díaz)

Tras la conmutación de Rosselló, la Junta de Libertad Bajo Palabra otorgó la libertad a Echevarría el 27 de enero de 2000, considerando su delicada salud y buen comportamiento, indican documentos judiciales.

Una vez fue liberada, Echevarría retomó su carrera. En 2001, escenificó la obra “Confinadas”, junto a su hija Vanessa. También laboró en otras producciones, incluyendo “Yerma” y “Bodas de sangre”.

“Ha sido bien bonito y he tenido mucho tiempo, tiempo suficiente para adaptarme, para mirar, para tocar, para sentir, para llorar, para gritar, para todo”, dijo Echevarría en 2001, durante otra entrevista con Jovet, al reflexionar sobre su primer año fuera de la cárcel.

Actualmente, a sus 93 años, Echevarría reside en Indiana, Estados Unidos, junto a su hija Vanessa.

Por su parte, Newman falleció el 22 de noviembre de 2019, a los 71 años, en una residencia ubicada en el barrio París, en Mayagüez. En cuanto a López Watts, se desconoce el rumbo que tomó su vida.

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Busca mañana, miércoles, la tercera y última parte del caso Vigoreaux-Echevarría.

iconDetrás de la historia
¿Cómo se hizo?
La investigación incluyó la revisión de expedientes judiciales en el Archivo General, análisis de documentos, reportajes y material audiovisual, así como entrevistas con familiares, abogados, fiscales y periodistas, para ofrecer una reconstrucción rigurosa del caso. Leer más

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