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MALETA Thomas Jackson, el ínclito jefe de la policía de Ferguson que explicó tarde y mal la muerte de Michael Brown y a quien trató de macular su imagen cuando ya estaba de cuerpo presente haciéndolo pasar por un vulgar ratero, se va con la música a otra parte. Es una melodía desafinada, mezcla de prepotencia grosera y racismo de grueso calibre, tras haber dirigido un cuerpo donde había tres miembros de raza negra entre varias docenas de agentes blancos. Su marcha tiene la virtud de evidenciar la caja de Pandora que es San Luis, Missouri, una bolsa de discriminación que queda retratada.
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