

La prensa española reseñó este caso que ya es parte de un modelo muy generalizado: “Una mujer se somete a una entrevista bajo un formato curioso. Tiene que seguir las instrucciones que le dicta la plataforma Pymetrics desde su teléfono: tocar la pantalla cuando aparezca un punto rojo, cantar una melodía o deletrear sin torpeza el alfabeto. Falta algo: ver y hablar con una persona. La entrevista se interrumpe y no ha oído ni visto a nadie. Solo el pingüino animado que le hacía las preguntas. Poco después, recibe una notificación en su móvil: no pasa a la siguiente fase”.
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