

Nuestro reconocimiento como nacionalidad migratoria al Norte no fue mediante el West Side Story de Broadway, su puesta en escena original, de 1957, sino mediante el asesinato de tres jóvenes irlandeses, perpetrado por Salvador Agrón, alias “Drácula” (The Capeman en el musical de Paul Simon de 1998), y Luis Antonio Hernández, alias “El hombre del paraguas”. Fue a cuchilladas y de forma gratuita. Agrón, que nació en Mayagüez y emigró a los niuyores a comienzos de la década de los años cincuenta, inicialmente no se mostró arrepentido. Esos asesinatos ocurrieron en 1959. Con ese trasfondo se estrenó la primera versión cinematográfica de West Side Story en 1961, codirigida por Robert Wise y el coreógrafo Jerome Robbins.
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