

El disco más reciente de Bad Bunny padece de eso que va siendo característico de la época; es una oferta que apabulla precisamente por su variedad. Rebuscamos en el rap-trap-dembow y más o menos todo suena igual —lo mismo le pasaría al Conejo Malo si se aficionara a la música barroca—, el viaje va desde la vida loca urbana hasta monte adentro, regresa a la chichaera en cuadros de tres, recala en un nacionalismo patriotero, nos alecciona solemnemente sobre Albizu Campos y el colonialismo, alcanzamos el climax en ese magistral Lo que le pasó a Hawái, número cuya capacidad para conmovernos sólo se entrega — a diferencia de Casta Diva— después de sucesivas audiciones.
Te invitamos a descargar cualquiera de estos navegadores para ver nuestras noticias: