

La beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía son los cuatro principios fundamentales de la bioética. Un concepto que debe guiar a cualquier profesional cuya responsabilidad implique el otorgar servicios a otro ser humano. Lo complementamos con los conceptos de competencia cultural y humildad cultural, que implican que como individuos debemos entender y apreciar que existe diversidad dentro de nuestra sociedad. Se trata de una variabilidad que abarca lo religioso, lo económico, lo cultural y lo emocional, entre otros aspectos. Resulta en que tengamos, precisamente, pensamientos divergentes que deben llevar a la sana discusión y análisis crítico. Sin embargo, existe un gran fallo cuando se quiere dictar y coartar la decisión de otro ser humano, algo que el tema del aborto, en estos últimos días, ha dejado palpable en la discusión pública. Lo que me lleva a preguntar, ¿dónde quedan la autonomía y la justicia de la persona gestante?
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