

El sistema de administración de la justicia nos está matando a cuchillo de palo. Esto es así porque en los casos penales en los que los acusados están en detención preventiva por no prestar la fianza y no se les celebra juicio en seis meses, estos salen en libertad sin fianza y se van para sus casas, sin importar la gravedad de los delitos que se les haya imputado. Ahora sabemos que son muchos (103) y que algunos acusados —presumiblemente los más peligrosos— han cortado los grilletes electrónicos para poder seguir delinquiendo. Esto no es poca cosa. Cuando ellos se desprenden del grillete, las autoridades pierden la capacidad para detectar su paradero y se les dificulta establecer la vinculación entre el evadido y los delitos nuevos que cometen.
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