

Hace poco, el lanzamiento de una Barbie con bomba de insulina generó todo tipo de reacciones. Para muchas personas fue un gesto hermoso de inclusión, un reconocimiento a los niños y jóvenes que viven con la condición crónica de diabetes tipo 1. Para otras, tristemente, fue motivo de burlas, comentarios ignorantes y juicios fuera de lugar. “¿Por qué le ponen enfermedades a las muñecas?” o “seguro es porque comió mucho azúcar” fueron frases que circularon en redes, reflejando lo mucho que todavía falta por entender sobre esta condición.
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