

Desde pequeños, aprendemos a ser conscientes de las atenciones que requieren el cuerpo, la palabra, y la mente para preservarlos en salud. Son, en cierto modo, los cuidados que requiere una semilla para germinar y florecer: calor del sol, nutrientes de la tierra y agua… Así, igual que ocurre con las plantas, nuestros cuerpos necesitan cuidados para su preservación. Por un lado, es imperativo recibir buenos alimentos y nutrientes, oxígeno y un plan de ejercicio físico que sirva para fortalecer el tono muscular y dar flexibilidad. También son de vital importancia la educación y la práctica del uso correcto de la palabra —verbal y escrita— para comunicamos de un modo efectivo, sano, edificante.
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