

El asesinato de Charlie Kirk, ocurrido a plena luz del día y ante cientos de personas, obliga a una reflexión mayor. Se dice que la vida es sagrada y que es el derecho básico del que emanan todos los demás. Aun así, es un patrón reiterado la existencia de ciertas personas y grupos que se consideran legitimados a agredir y privar de la vida a otros. Las razones que se invocan para esas conductas incluyen la desigualdad, la consecución de objetivos personales y colectivos, la defensa propia y hasta el entendimiento de que existen seres que no merecen vivir.
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